Las políticas neomercantilistas impulsadas por las estrechas conexiones entre la élite industrial y política del país, han hecho de Alemania un país tecnológicamente atrasado, muy dependiente de Estados autoritarios y con pocos indicios de poder adaptarse a los retos digitales del siglo XXI, se expone en este libro que se presenta como una lectura esencial para cualquier persona interesada en el futuro de una de las principales economías de Europa y, por tanto, de Europa en su conjunto.
Wolfgang Münchau señala que Alemania tiene un historial de remontadas cuando nadie se lo espera. “Los periodos de fortaleza fueron los años 50 y principios de los 60, luego desde mediados de los 80 hasta mediados de los 90 y otra vez durante la primera mitad de la última década. La debilidad actual, que comenzó en torno a 2017, ¿podría ser solo otro interludio? Si declarara prematuramente el declive de Alemania, ¿no estaría repitiendo el error de tantos detractores del modelo alemán, para luego sorprenderme con su repunte?”, menciona.
El autor considera que no, porque el actual malestar económico de Alemania difiere de los periodos anteriores en un aspecto importante: la competitividad. Pone como que ejemplo que mientras los fabricantes alemanes de automóviles siguen siendo competitivos en su gama de productos clásicos, no pueden competir contra los chinos en coches eléctricos. “Ya no se trata de cómo se hace sino de qué se hace”.
Agrega que la dependencia alemana de las exportaciones manufactureras solía funcionar muy bien porque nadie más lo hacía. “Durante la mayor parte del periodo de hiper globalización, desde 1990 hasta alrededor de 2020, Alemania no tuvo rival como productor industrial: Estados Unidos, el Reino Unido y Francia habían abandonado ese terreno; China aún no había llegado. Desde la pandemia, el resto del mundo ha redescubierto la ingeniería y ha empezado a abarrotar lo que antes era un feudo alemán”.
El autor señala que el mundo cambió, pero Alemania no. De ahí que este libro sea una “historia de cómo Alemania gestionó mal el capitalismo industrial y juzgó mal la tecnología y la geopolítica. También es una historia de narrativas nacionales, los mitos que nos contamos unos a otros y que a la postre empezamos a creer. Y, como todas las tragedias, esta comienza durante los buenos tiempos”.
Wolfgang Münchau plantea que la negativa a adoptar tecnologías modernas es, en muchos sentidos, el pecado original de Alemania. “Con el paso del tiempo los directores generales y los dirigentes políticos alemanes siguieron apostando mal por la tecnología, la geopolítica y la economía, y por una ideología económica que equiparaba la economía en general con la industria. Por eso, el concepto más importante en todo el debate económico alemán es la competitividad, algo de enorme importancia para las empresas, pero un concepto poco utilizado para referirse a los países”.
Por lo anterior, entre otras razones más, este libro es la historia del milagro alemán moderno que confundió a mucha gente, de acuerdo con el autor que advierte que no está haciendo un alegato general contra la política industrial, sino contando la historia de la caída el neo mercantilismo cuyo punto de partida es el dinero, “porque el sistema bancario alemán es la quintaesencia del excepcionalismo económico alemán. Es, en algunos aspectos, la parte más extraordinaria y sorprendente de la historia. Buena parte de lo ocurrido tiene su origen aquí”.