Actualmente, los principios de responsabilidad corporativa y sostenibilidad están cobrando mayor relevancia, no solo desde una perspectiva ética, sino como factores clave para garantizar la estabilidad, el crecimiento y la conservación de una inversión. texto Estos criterios se han convertido en aspectos determinantes para valuar el mantenimiento y la solidez de los activos, así como su potencial de expansión en un entorno financiero en constante evolución.
Los factores ASG engloban una diversidad de aspectos clave que influyen en el valor de un determinado activo, por ejemplo, en un inmueble pueden influir aumentando su atractivo o generando riesgos que disminuyan su rentabilidad. Algunos ejemplos:
Ambientales. La sobreexplotación de los acuíferos en la Ciudad de México representa un desafío crítico con múltiples repercusiones ambientales y estructurales. La capital depende en gran medida de la extracción de agua subterránea para abastecer a su población; sin embargo, el uso descontrolado de este recurso ha desencadenado consecuencias preocupantes como el hundimiento progresivo del suelo, la aparición de microsismos y fallas geológicas, el deterioro de la infraestructura urbana, así como una creciente escasez de agua potable.
Ante este panorama, es probable que en el futuro los expertos en valuación inmobiliaria incorporen criterios relacionados con la capacidad de los inmuebles para contribuir a la recarga de los mantos acuíferos, considerando su infraestructura y eficiencia hídrica.
En este contexto, las certificaciones ambientales como LEED y EDGE han adquirido una importancia creciente, ya que garantizan que los edificios cumplen con estándares de sostenibilidad. Estas certificaciones no solo mejoran la eficiencia del uso del agua, también incrementan el atractivo de los inmuebles entre las nuevas generaciones de compradores e inversionistas, generando mayor demanda y, en consecuencia, aumentando su valor en el mercado.
Sociales. Se considera la accesibilidad, es decir, la facilidad para llegar y salir del lugar. Esto incluye aspectos como la conectividad con el transporte público, la proximidad a vías principales y la infraestructura peatonal. Sin estos elementos se puede generar problemas sociales al aumentar el tiempo de trasporte y desgate físico y emocional, además de ocasionar embotellamientos que impactan por el aumento en la huella de carbono.
Cuando se trata de condominios, su objetivo principal debe ser garantizar la calidad de vida de sus residentes. Por ello, en el proceso de valuación, es fundamental que el valuador considere factores clave como la inclusión, la equidad, la seguridad, la participación comunitaria, una gobernanza transparente y su integración con el entorno, además de su compromiso con la responsabilidad social.
Gobernanza. La transparencia en la administración del inmueble, el cumplimiento normativo y la reputación de la entidad que lo gestiona pueden influir en su valuación. Edificios manejados por administraciones confiables y con buenas prácticas tienden a ser más valorados, mientras que problemas legales o normativos pueden ocasionar incertidumbre y reducir su precio.
HACIA UN MERCADO QUE EXIGE TRANSPARENCIA Y RESPONSABILIDAD
El mundo financiero ya no puede seguir midiendo el valor de los activos con métricas obsoletas. La integración de los factores ASG no es una opción, sino una necesidad urgente para garantizar inversiones sostenibles y resilientes. Aquellos que no adapten sus metodologías quedarán fuera de un mercado que exige transparencia, impacto positivo y responsabilidad corporativa.
El IMEF tiene en sus manos la posibilidad de liderar esta transformación. Como organización clave en el desarrollo financiero del país, puede impulsar iniciativas que obliguen a integrar criterios ASG en la valuación de activos, redefiniendo los estándares de análisis y promoviendo mejores prácticas entre inversionistas y empresas.