El ataque que inició Israel apuntó para acabar con un buen número de los líderes militares iraníes, así como científicos responsables del programa nuclear. La respuesta de Irán no espero. Y así, de ida y vuelta para ir sumando muertos y heridos, lo que ha impactado en los precios del petróleo en una escalada de tensión por este enfrentamiento que tiene como punto de partida evitar que Irán desarrolle armas nucleares.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pidió al pueblo iraní que se una contra un “régimen malvado y opresor”, amenazando al líder supremo, Alí Jameneí. Mientras tanto Teherán afirmaba que las conversaciones nucleares con Estados Unidos no tienen sentido tras el ataque. Y Trump que estaba en Canadá en la reunión del G 7 (16 de junio) abandonó el encuentro debido al recrudecimiento del conflicto y la creciente inestabilidad regional en Oriente Medio, según la Casa Blanca.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Abdolrahim Mousavi, instó (17de junio) a los habitantes de las ciudades israelíes de Haifa y Tel Aviv a evacuar, advirtiendo de inminentes ataques punitivos ya que los anteriores habían sido de disuasión y pidió a los israelíes no caer víctima de los «deseos animales» de Netanyahu, a quien Teherán culpa de la escalada.
Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos publicó una serie de mensajes donde advirtió que se le está acabando la paciencia y que su país controla el espacio aéreo de Irán, no obstante que en su primer mandato y en lo que lleva del segundo, ha prometido sacar a Estados Unidos de sus «guerras eternas» en el Medio Oriente. ¿Qué decisión tomará en esta guerra entre dos enemigos que antes fueron amigos y compartieron objetivos en la región? ¿Cuál es la posición de Occidente y cuál la Medio Oriente?
PASADO
Israel e Irán llevan años de rivalidad sangrienta
cuya intensidad fluctúa en función del momento geopolítico. Para Teherán, Israel es el “pequeño satán”, aliado en Medio Oriente de Estados Unidos, al que llaman el “gran satán”. Israel acusa a Irán de financiar a grupos terroristas y perpetrar ataques contra sus intereses movido por el antisemitismo de los ayatolas.
Esta rivalidad ha dejado una enorme cantidad de muertos, a menudo como resultado de acciones encubiertas en las que ninguno de los gobiernos admite su responsabilidad. Una “guerra en la sombra” le han llamado.
Pero no siempre fue así. Aunque Irán se opuso al plan para la partición de Palestina que desembocó en la creación del Estado de Israel en 1948, fue el segundo país islámico en reconocerlo, el primero fue Egipto, lo que generó relaciones cordiales hasta que en 1979 la Revolución Islámica de los ayatolás conquistó el poder en Teherán.
Hasta antes de1979, Irán era una monarquía en la que reinaban los shas de la dinastía Pahlavi, uno de los principales aliados de Estados Unidos en Medio Oriente. Por ello, el fundador de Israel y su primer jefe de gobierno, David Ben-Gurion –consciente de que Irán es persa y chiita en un mundo islámico mayoritariamente sunita y árabe– buscó y consiguió la amistad iraní como forma de contrarrestar el rechazo al nuevo Estado judío de sus vecinos árabes.
Pero en 1979 la revolución del Ayatola Jomeini derrocó al sha e impuso una república islámica, terminado las relaciones con Estados Unidos e Israel, al punto de apoderarse de la embajada israelí en Teherán para cedérsela a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que entonces lideraba la lucha por un Estado palestino contra el gobierno israelí. El Irán del Ayatola Jomeini pretendía proyectarse como una potencia panislámica y enarboló la causa palestina como propia apoyando a grupos como Hezbolá y Hamas.
Del lado de Israel la hostilidad hacia Irán se dio en la década de 1990. Antes, el Irak de Sadam Hussein era prioridad. Tan es así, que el gobierno israelí fue uno de los mediadores que hizo posible el llamado Irán-Contra, el programa encubierto por el que Estados Unidos desvió armamento hacia Irán para que lo empleara en la guerra que entre 1980 y 1988 libró contra Irak. Pero con el tiempo, Israel comenzó a ver en Irán uno de los principales peligros para su existencia y la rivalidad se hizo presente.
A la par que se enfrentaba a Irak, el régimen iraní se dio cuenta de su aislamiento y empezó a desarrollar una estrategia encaminada a prevenir que sus enemigos pudieran algún día atacarle en su propio territorio y tejió una red que llamó “eje de la resistencia”, que se extendía por Líbano, Gaza, Irak, Yemen y Siria.
La relación entre Irán e Israel ha sido descrita como una “guerra en la sombra” porque ambos países se han atacado mutuamente sin que en muchos casos ninguno de los dos gobiernos admitiera oficialmente su participación. Para Israel, truncar el programa nuclear iraní y evitar que llegue el día en que los ayatolás dispongan de armas atómicas es una prioridad. En Israel no creen los mensajes de Irán de que su programa persigue únicamente fines civiles.
Mientras tanto, en Irán ya hay voces que piden que el país se retire del Tratado de No Proliferación Nuclear.
PRESENTE
La “guerra en la sombra” quedó atrás.
Con ataques directos entre ambos países, víctimas civiles en centros urbanos, advertencias de guerra y llamados internacionales a la contención, el conflicto ha reconfigurado el tablero geopolítico regional y ha generado preocupación a escala global.
Para algunos analistas, Israel actúa ilegalmente desde una lógica de guerra preventiva; para otros, esta guerra es una contradicción pues tiene como protagonistas a un Estado no firmante del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (Israel) atacando a otro Estado que lo firmó desde 1968 (Irán) mientras las negociaciones diplomáticas entre Irán y Estados Unidos iban a llegar a una sexta ronda en Omán.
En el contexto geopolítico, el conflicto refleja el resurgimiento de bloques enfrentados por el predominio de una región por donde transita cerca del 20% del petróleo mundial: el Estrecho de Ormuz cuyo cierre eventual tendría consecuencias inmediatas sobre los mercados energéticos y afectaría particularmente a las economías más vulnerables.
¿Qué importancia tiene el estrecho de Ormuz?
La Administración de Información Energética de Estados Unidos lo califica como «el punto de estrangulamiento petrolero más importante del mundo» ya que con tan solo 29 millas náuticas de ancho (53.7 km) en su punto más estrecho, canaliza casi un tercio del petróleo transportado por mar y una quinta parte del gas natural licuado mundial; el Estrecho es el paso que une el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el Mar Arábigo, por lo que un posible cierre tendría implicaciones en la economía mundial.
La mayoría de las exportaciones que transitan por ahí están destinadas a economías asiáticas como China, Japón, India y Corea del Sur.
Oxford Ecomomics considera que si Irán intenta cerrar el Estrecho de Ormuz interrumpiendo exportaciones de Kuwait, Catar, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Arabia Saudita. El Brent podría dispararse hasta 130 dólares por barril con una prima de riesgo que se mantendría incluso después de reabrir el Estrecho. El PIB mundial caería 0.3% frente al escenario base de 2.3% en 2025 y 2.2% en 2026. La inflación en Estados Unidos sería cercana al 6% y en la eurozona de 3.7%.
Según la Administración de Información Energética estadounidense, un bloqueo del estrecho de Ormuz, aunque sea temporal, podría provocar una crisis energética mundial, afectaciones en los costos del transporte, el comercio marítimo y la inflación global. Este escenario ya se ha visto a partir de noviembre de 2023 cuando iniciaron los ataques de los hutíes (grupo armado en Yemen de la minoría musulmana chiita del país al que Irán apoya) contra buques en el Mar Rojo.
Pero antes de llegar a este escenario Oxford Ecomomics plantea dos posibilidades con impactos económicos menores:
1. Cesan los ataques entre Israel e Irán y occidente impone sanciones más duras que reducen la producción global de petróleo en 0.7 millones de barriles diarios, alrededor del 1% de la oferta mundial. El precio del petróleo Brent subiría a 75 dólares, manteniéndose al menos 6 dólares por encima del escenario base durante los próximos años. Este aumento moderado reduce ligeramente el crecimiento del PIB mundial y eleva un poco la inflación (0.2% por encima de las proyecciones de Oxford Economics), el PIB mundial cae apenas 0.1% con respecto al escenario base. El crecimiento anual sigue cerca del 2.4%.
2. Los ataques continúan y la infraestructura petrolera iraní queda paralizada eliminando 3.4 millones de barriles diarios de la oferta global, aproximadamente 4%, esto impulsaría el precio del Brent unos 90 dólares por barril hasta fines de 2026. El impacto negativo del aumento del precio del petróleo reduce el crecimiento del PIB mundial 2.3% tanto este año como en 2026. La inflación global sube hasta 4.5% a finales de 2025 en Estados Unidos y en la eurozona 2.6%.
Ecos del pasado
En 2012 ante las sanciones que preparaban Estados Unidos y sus aliados para impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear, el régimen de los ayatolas amenazó con cerrar el Estrecho de Ormuz.
Mientras que en la segunda década de este siglo Irán aseguraba que su programa nuclear tiene fines exclusivamente civiles, algo de lo que el Organismo Internacional de Energía Atómica no está convencido, para los analistas, el desarrollo del programa nuclear iraní es vital para que los dirigentes del régimen puedan demostrar a su población que han sido capaces de convertir a Irán en una potencia nuclear contra todo y contra todos, y demostrar su fuerza para mantenerse en el poder.
Las sospechas sobre las intenciones de Irán surgieron en 2003 cuando se descubrió que el país tenía instalaciones nucleares secretas. En 2015, Irán aceptó restricciones a sus actividades nucleares a cambio de un alivio de las sanciones internacionales en virtud del Tratado de No Proliferación Nuclear que Irán y casi todos los demás países han firmado y del cual Estados Unidos se salió en 2018.
Israel sigue siendo una potencia nuclear no declarada.
FUTURO
En el tablero
La guerra en Irán corre el riesgo de involucrar a otros países. Según los expertos, Irán ha construido a gran profundidad instalaciones clave que solo se podrían destruir con apoyo de Estados Unidos, país al que el Ayatola Jamenei amenaza con un «daño irreparable» si entra en el conflicto del lado de Israel.
El 19 de junio Trump dijo que decidirá sobre el ataque a Irán en dos semanas, pero el 21 de junio ordenó bombardeos contra Irán para obligar a Teherán hacer la paz o enfrentar más ataques. Las incursiones norteamericanas podrían incitar a Irán a tomar represalias como el cierre del Estrecho de Ormuz, o devolver el golpe sobre bases militares estadounidenses y de aliados en el Medio Oriente.
Varios países de Occidente han apoyado el derecho de Israel a atacar Irán. En los países árabes del Golfo Pérsico hay una “mesura táctica, no sincera”, dicen los analistas.
Y así, en tanto los ojos están puestos en los ataques entre Irán e Israel, el conflicto en Gaza no se ha apagado. Vladimir Putin se ofrecía como mediador antes de los ataques para poner fin al conflicto entre Israel e Irán mientras Moscú intensifica su guerra contra Ucrania. Después de los bombardeos estadounidenses, Rusia advirtió que hay países que “están listos” para entregarle sus propias armas nucleares a Irán tras el ataque.
Esta artículo se escribió el 20 de junio y se actualizó el domingo 22 de junio a las 11:17 horas.