El Plan México establece metas ambiciosas, como incrementar el contenido nacional en exportaciones en un 15%, generar 1.5 millones de empleos y elevar la inversión al 25% del PIB. Además, su costo estimado es de un billón de pesos, lo que pone una presión considerable sobre unas finanzas públicas ya estresadas. Actualmente, el gobierno enfrenta una meta de déficit fiscal del 3.9% del PIB que, dadas las condiciones actuales, difícilmente se logrará.
La propuesta también impulsa el nearshoring como estrategia para atraer inversiones y reducir la dependencia de insumos chinos. Sin embargo, la reconfiguración de cadenas de valor debe realizarse con cuidado para evitar distorsiones en los mercados y problemas de competitividad. A pesar de estos esfuerzos, las amenazas externas y factores internos, como la incertidumbre jurídica y la corrupción, han puesto en pausa muchas inversiones. Esto afectará el crecimiento económico para este año, lo que hace improbable que se alcance la meta de crecimiento del 2.5%.
EDUCACIÓN Y EMPLEO
El plan incluye la promesa de incorporar 150 mil técnicos y profesionistas calificados adicionales anualmente. Sin embargo, el sistema educativo enfrenta grandes limitaciones, como la reducción del 5% en la inversión en educación superior en los últimos años. Además, solo el 25% de los egresados universitarios logra empleo en su área de estudio, lo que evidencia una desconexión entre la oferta educativa y las necesidades del mercado laboral. Estas deficiencias dificultan la formación de capital humano necesario para cumplir los objetivos del plan.
INFRAESTRUCTURA Y ENERGÍA
El desarrollo de infraestructura y el fortalecimiento del sector energético son elementos clave del Plan México, pero enfrentan importantes desafíos presupuestarios. México necesitaría invertir al menos el 5% del PIB en infraestructura para cerrar la brecha existente, pero la inversión pública ha sido inferior al 2% en los últimos cinco años.
En el sector energético, la dependencia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) perpetúa un modelo monopólico ineficiente. Además, la red de transmisión eléctrica enfrenta pérdidas significativas, que en 2023 alcanzaron los 70 mil millones de pesos, limitando la capacidad de expansión industrial.
ESTADO DE DERECHO E INVERSIÓN
La atracción de inversión extranjera directa es fundamental para el éxito del Plan México. Sin embargo, la incertidumbre jurídica, los cambios regulatorios abruptos y el debilitamiento de instituciones como la COFECE y el IFT generan desconfianza entre los inversionistas.
En 2024, la inversión extranjera directa cayó 10%, reflejando las dificultades del entorno actual.
Las Mipymes, pieza clave de la economía nacional, también enfrentan serios obstáculos, como la extorsión por parte de la delincuencia y la falta de acceso a financiamiento. Sin un estado de derecho sólido, el ambiente de negocios en México seguirá siendo riesgoso, afectando el crecimiento económico y, por ende, los ingresos fiscales del gobierno.
Las amenazas externas y factores internos, como la incertidumbre jurídica y la corrupción, han puesto en pausa muchas inversiones. Esto afectará el crecimiento económico para este año, lo que hace improbable que se alcance la meta de crecimiento del 2.5%.
Problemas como la incertidumbre jurídica, la corrupción, las deficiencias en infraestructura y educación, y los riesgos externos subrayan la magnitud de los obstáculos a superar.
IMPLICACIONES FISCALES
El costo del Plan México, estimado en un billón de pesos, representa una carga significativa para unas finanzas públicas ya debilitadas. La promesa de generar empleos y construir infraestructura masiva requiere recursos que actualmente son escasos. Además, los incentivos fiscales, como la depreciación acelerada, podrían reducir los ingresos tributarios a corto plazo, exacerbando el desequilibrio fiscal.
La caída en las inversiones y el probable incumplimiento de la meta de crecimiento económico del 2.5% para este año tendrán un impacto directo en los ingresos fiscales. Con menos crecimiento, la recaudación tributaria será menor, complicando aún más la situación financiera del país.
RETOS EXTERNOS
Hemos visto que el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos representa un factor de incertidumbre que podría afectar gravemente a la economía mexicana. Políticas proteccionistas, como la imposición de aranceles, debilitarían las cadenas de valor y reducirían la competitividad de los productos mexicanos.
Aunque el Plan México busca promover el T-MEC como herramienta de integración regional, la dependencia excesiva de este tratado es un riesgo importante. Actualmente, el 82% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos, lo que hace al país vulnerable ante cambios políticos y económicos en ese país.
ENTRE EL OPTIMISMO Y LA AMBICIÓN
El Plan México ofrece una visión optimista y ambiciosa para el desarrollo del país, pero enfrenta desafíos estructurales, fiscales y externos que no pueden ser ignorados. Problemas como la incertidumbre jurídica, la corrupción, las deficiencias en infraestructura y educación, y los riesgos externos subrayan la magnitud de los obstáculos a superar.
Para que el plan sea más que un ejercicio retórico, el gobierno debe enfocarse en fortalecer el estado de derecho, mejorar la infraestructura, reformar el sistema educativo y fomentar una mayor participación del sector privado. Sin estos ajustes, el Plan México corre el riesgo de quedarse en el papel, dejando a México lejos de alcanzar su verdadero potencial.