Trump anunció la posibilidad de aranceles al cobre a inicios de año; sin embargo, fue hasta principios de julio que mencionó que impondría un nuevo arancel del 50% a todo el cobre importado a Estados Unidos a partir del 1 de agosto de 2025. La decisión fue justificada como una medida para proteger la seguridad nacional de Estados Unidos bajo la Sección 232 lo que provocó reacciones extremas en los mercados financieros.
Inicialmente se esperaba que este gravamen incluyera al cobre refinado que es el pilar del comercio internacional. En consecuencia, los precios repuntaron alrededor del 13% en la principal Bolsa de Comercio de Futuros de Metales en Nueva York (COMEX) y llegaron a cotizar 30% por encima de los futuros de cobre de la Bolsa de Metales de Londres (LME), alcanzando máximos históricos. Esta situación favoreció posiciones largas en el diferencial COMEX-LME, resultando en una de las operaciones en materias primas más rentables en la historia.
Las consecuencias logísticas fueron igualmente notables. Las existencias en almacenes COMEX aumentaron más de 170% debido a las importaciones anticipadas, alcanzando niveles no vistos en dos décadas. A la inversa, los inventarios en la LME cayeron cerca del 50%.
Sin embargo, el anuncio final se enfocó en productos semiterminados como tuberías, alambres, laminas y tubos de cobre, excluyendo expresamente al cobre refinado. Es decir, se dejó sin afectación a los productos menos procesados como el mineral de cobre, concentrados, matas, cátodos y ánodos. Esta precisión desencadenó una caída en los precios del cobre en Nueva York de más de 20% en un día, marcando la mayor baja desde 1988, mientras que en Londres la corrección fue marginal, del 1%. Con ello, se eliminó el diferencial de precios entre ambas bolsas que había permitido arbitrajes rentables en meses anteriores.
Actualmente, los futuros de cobre en Nueva York cotizan en 4.37 dólares por libra (+8.9% YTD), mientras que en Londres operan en 9,611 dólares por tonelada (+9.6% YTD). Es importante recordar que una tonelada métrica es equivalente a 2,204.62 libras.
Desde la perspectiva geopolítica, el objetivo del gobierno estadounidense fue fomentar la producción local de bienes intermedios de cobre y reducir la dependencia estratégica de insumos extranjeros. No obstante, la capacidad de refinación de cobre en EE. UU. sigue siendo limitada y difícilmente se ampliará en el corto plazo.
En tanto, los grandes productores internacionales, como Chile, Perú y Canadá respiraron aliviados por la exclusión del cobre refinado, lo cual evitó una afectación directa a sus exportaciones.
En los mercados bursátiles, las acciones de empresas relacionadas con el sector minero como Antofagasta, Glencore y Rio Tinto retrocedieron entre 4% y 7% tras el anuncio. Por otro lado, fabricantes estadounidenses de componentes eléctricos podrían beneficiarse si logran cubrir la demanda local con producción nacional o regional.
Aunque la medida buscaba fortalecer la industria interna, el resultado inmediato ha sido una fuerte distorsión de precios, un exceso de inventarios en EE. UU. y el riesgo de futuras reexportaciones que podrían ejercer presión a la baja en los precios.
La iniciativa de imponer aranceles al cobre refinado no ha desaparecido por completo. La Casa Blanca evalúa imponer un arancel gradual del 15% a partir de 2027 y que aumentará al 30% en 2028. Trump también ordenó al Departamento de Comercio una actualización del mercado estadounidense del cobre para finales de junio de 2026.
* Subdirectora de Renta Fija, Tipo de Cambio y Commodities de Grupo Financiero Banorte.
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LinkedIn: Leslie Orozco
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