Mejor una campaña por la productividad

Hace un par de semanas, el secretario Ebrard encabezó la presentación oficial del Consejo Honorario Promotor de la marca “Hecho en México”, campaña nacional que pretende impulsar la producción originaria en nuestro país. Dicho Consejo lo integran casi 60 representantes de sectores empresariales, industriales y creativos mexicanos. Forma parte de revivir la marca “Hecho en México” como estrategia nacional e internacional para fortalecer la identidad, el consumo y la competitividad de los productos nacionales.
Por Federico Rubli Kaiser
El sello de la campaña retoma la imagen de la cabeza estilizada de un águila que fue utilizada como marca de la campaña lanzada en 1978: “Lo hecho en México está bien hecho” y que se abandonó a fines de 1982. Al igual que ahora, en ese entonces, la campaña tuvo como objetivo fomentar el consumo de productos nacionales, fortalecer la economía interna y generar un sentimiento de orgullo por la industria mexicana. Ello se dio en el marco de una política comercial proteccionista y de sustitución de importaciones. Diversas evaluaciones posteriores arrojan la conclusión de que el impacto económico de la campaña no fue el deseado, aunque el lema logró una gran resonancia en la opinión pública con alta recordación.

Su efecto económico no fue el deseado porque forzar al consumidor a adquirir productos nacionales a la larga es inútil. El comprador busca calidad, y en esa época en que México era una economía cerrada, la obtenía principalmente a través de productos extranjeros de contrabando. Con la adhesión de México al GATT en 1986, se allanó el camino para que México se convirtiese en una importante economía abierta, culminando con el TLCAN en 1994.

Ahora este gobierno se empeña en regresar a esquemas anclados en el pasado como la sustitución de importaciones apoyado con la campaña de “Hecho en México”. Ebrard señaló: “La promoción de Hecho en México tiene como principal propósito aumentar la producción nacional, reducir las importaciones innecesarias y generar mayor valor agregado en las empresas mexicanas”. ¿Qué significan “importaciones innecesarias”? Es una reminiscencia de las épocas del proteccionismo a ultranza donde un grupo de burócratas determinaban arbitrariamente lo que eran “importaciones necesarias e importaciones de lujo” y se publicaban listas de clasificación enormes al respecto.

La campaña nos conmina a “consumir lo mexicano”. Es un exhorto desatinado, porque llenar el carrito del supermercado no es un acto de nacionalismo. El consumidor busca obtener la mejor relación calidad/precio, y si ello se obtiene con unos pantalones hechos en Estados Unidos, no se detendrá en comprarlos. El principio de las ventajas comparativas funciona para generar bienestar entre socios comerciales. Pero para que opere, no hay que interferir.

De igual forma, no es con esa campaña que las empresas mexicanas generarán un mayor valor agregado. Ello sólo se logrará mediante mejoras en la productividad. Lo que hace falta es una amplia campaña tipo “cruzada nacional por la productividad” con coordinación entre el gobierno y el sector empresarial.

Hay que documentarse y estudiar la política industrial y comercial de México de las últimas cinco décadas para así no pretender revivir esquemas del pasado ya superados. Ver nota original
*Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.
Esta nota se publicó originalmente el 4 de marzo en el periódico El Economista.
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