Costos económicos del crimen para las empresas en México

¿Es posible evaluar la magnitud de las pérdidas económicas anuales de la inseguridad empresarial como proporción del PIB en México? Hoy la respuesta es sí. Las siguientes preguntas son cómo y cuánto. En este artículo se presentan las respuestas que apuntan a un aumento en los costos de producción de las empresas, en los precios a los que venden sus productos y en la contracción en la demanda de productos y servicios, lo que afecta a las ventas de las empresas y a su demanda de mano de obra y capital.
Por Joana C. Chapa Cantú, Edgardo A. Ayala Gaytán y Sandra E. Medellín Mendoza
México es un gran país de renta media que se debate entre progresar para convertirse en una nación desarrollada o permanecer anclado a sus lastres históricos como la desigualdad, pobreza, corrupción y delincuencia. Nuestro país abrió su economía, pasó a formar parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Estados Unidos y Canadá y realizó varias reformas estructurales en solo tres décadas (por ejemplo, autonomía del banco central, disciplina fiscal), pero, por otro lado, experimenta una proliferación de poderosos cárteles de la droga y un recrudecimiento de la violencia en las dos últimas décadas con consecuencias económicas en las empresas.

RECRUDECIMIENTO DE LA DELINCUENCIA
Existen pruebas de un reciente repunte de la actividad delictiva en México. Por ejemplo, la tasa de homicidios disminuyó constantemente entre 1990 y 2007, de 18 a 8 homicidios por cada 100 mil habitantes. En 2008, la tendencia decreciente se rompió, ya que la tasa de homicidios comenzó a crecer anualmente a un ritmo rápido: superó los 20 homicidios entre 2011 y 2012, alcanzando un nuevo máximo de 29 homicidios por cada 100 mil habitantes recientemente.

En cuanto a la delincuencia hacia las empresas, la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE) reveló que aproximadamente el 31% de todos los establecimientos económicos sufrieron un delito durante 2019. Al contabilizar los gastos de las firmas en acciones preventivas (por ejemplo, contratación de guardias, alarmas, protección física), así como las pérdidas por delitos (por ejemplo, robos, daños a equipos), esta fuente estima que el costo de la delincuencia para las empresas en 2011 fue de 146 mil millones de pesos (0.8% del PIB), mientras que en 2019 fue de 226 mil millones (1.2% del PIB). Por otro lado, la Encuesta de Empresas del Banco Mundial para 2010 estima que las empresas gastaron 0.9% de sus ventas en protección contra el crimen y enfrentaron pérdidas de 1.4% de sus ventas debido a delitos.

CUESTIONES CRÍTICAS Y EFECTOS
Existen dos cuestiones críticas a la hora de estudiar los efectos de la delincuencia económica: reconocer cómo reaccionan los distintos agentes económicos ante las acciones delictivas y cómo se retroalimenta la pérdida sufrida por un sector específico con el resto de la economía. En una perspectiva de equilibrio general, es fundamental considerar los mecanismos amplificadores de los costos de la delincuencia debido a la interconexión de los sectores a través de varios canales como restricciones tecnológicas intersectoriales, costos, precios e ingresos.

De acuerdo con nuestra investigación (al final del artículo se expone someramente la metodología) que introduce actos criminales hacia las empresas como impuestos a las ventas o a las compras de factores productivos tomando como base el año 2012, introdujimos impuestos a la delincuencia, cuyas magnitudes se estiman previamente a partir de las encuestas a empresas del Banco Mundial y del INEGI, y recreamos los efectos directos e indirectos que se producirían en la economía. La comparación de ambos equilibrios, el inicial y el generado, cuando se imponen impuestos a la delincuencia, nos proporciona una estimación del efecto de la delincuencia sobre las principales variables de la economía.

El modelo considera cinco actividades productivas: agricultura, industria, comercio minorista, servicios y servicios gubernamentales. Hay cinco hogares que representan los cinco quintiles de la distribución de la renta y cuatro tipos de ocupaciones: asalariados, empresarios, autónomos (cuenta propia o autoempleados) y empleados sin salario. Además, hay dos tipos de bienes de capital (es decir, públicos y privados), uno gubernamental y el resto del mundo.

La Matriz de Contabilidad Social (MCS) que empleamos distingue las relaciones ingreso-gasto de cinco hogares según los quintiles de la distribución del ingreso, los cinco sectores productivos, los cuatro tipos de ocupaciones laborales, los dos tipos de capital, un gobierno, el resto del mundo y una cuenta especial que denominamos «pérdidas económicas» que registra todas las pérdidas de las empresas debidas a la delincuencia.

Nuestra investigación concluye que los impuestos sobre las ventas producen un aumento en los costos de producción de las empresas y, en consecuencia, de los precios a los que venden sus productos. Esto se convierte en una presión generalizada sobre los costos, ya que cada bien puede ser utilizado como insumo por otros sectores económicos, amplificando el choque inicial. Por último, la subida de los precios contrae el poder adquisitivo de la renta de los hogares y, por tanto, su demanda de productos y servicios, lo que afecta a las ventas de las empresas y a su demanda de mano de obra y capital.

Los sectores más afectados son el comercial y el de servicios, cuya producción nacional cae entre 4 y 6%. El sector industrial ocupa el tercer lugar, con descensos de la producción de entre 4 y 5%. La variación del consumo se sitúa entre -7 y -8%, mientras que el valor añadido y la renta disponible disminuyen entre 4 y 5%.
El consumo de los hogares más pobres cae 6.3%, mientras que el de los más ricos 6.8%. En este sentido, cuando la delincuencia se modela como un impuesto sobre la producción funciona como un impuesto proporcional.
EL COSTO DEL CRIMEN
Los resultados del costo de la inseguridad para las empresas son sensibles a cómo introducimos los costos del crimen, es decir, si las empresas pueden trasladar los costos de la inseguridad al consumidor o si tienen que absorberlos, o qué parte del impuesto va al consumidor y qué parte absorbe el empresario.

Como es difícil calcular con precisión la mezcla de la carga impuesta por la delincuencia, preferimos construir tres simulaciones que consideramos plausibles:

Simulación 1: Los costos del crimen se introducen como un impuesto sobre la producción que aumenta los costos de producción de las empresas y se transmite al consumidor en forma de precios más altos.

Simulación 2: La mitad del costo del delito la pagan los consumidores a través del aumento de los precios y la otra mitad las empresas a través de la reducción de los márgenes de ganancias.

Simulación 3 : Las empresas pertenecientes al sector industrial absorben el costo del crimen, reduciendo sus ganancias, porque sus productos son comercializables y se enfrentan a la competencia mundial. Por el contrario, los sectores del comercio y los servicios trasladan plenamente el costo del crimen a los consumidores, ya que ofrecen bienes y servicios no comercializables, por lo que tienen cierto poder de mercado.

RESULTADOS: SÍ HAY UNA AFECTACIÓN ECONÓMICA CONSIDERABLE
•La variación del consumo se sitúa entre -7 y -8% según las simulaciones, mientras que el valor añadido y la renta disponible disminuyen entre 4 y 5%. Es interesante observar que las contracciones de las variables macroeconómicas son mayores en la medida en que la delincuencia se absorbe parcialmente en los sectores (es decir, la simulación 2) o exclusivamente en la industria (es decir, la simulación 3).

•Los sectores más afectados en las tres simulaciones son el comercial y el de servicios, cuya producción nacional cae entre 4 y 6%. El sector industrial ocupa el tercer lugar, con descensos de la producción de entre 4 y 5%. Cuando el costo del crimen lo pagan las empresas (reducción en ganancias) afecta principalmente al sector industrial.

•Cuando los costos del crimen para las empresas se trasladan totalmente hacia incrementos en precios, el impacto negativo del crimen sobre el consumo de los hogares y los niveles de renta son más o menos iguales entre todos los quintiles de renta. Por ejemplo, el consumo de los hogares más pobres cae 6.3%, mientras que el de los más ricos 6.8%, una diferencia marginal de medio punto porcentual. En este sentido, cuando la delincuencia se modela como un impuesto sobre la producción funciona como un impuesto proporcional.

•En la segunda y tercera simulaciones, el impacto negativo sobre el consumo es mayor en los quintiles de renta más altos que en los más pobres. En ambas simulaciones, el consumo del quinto quintil se reduce 2 puntos porcentuales más que el del primer quintil porque las familias más ricas son las principales propietarias de las rentas del capital, que, en estas simulaciones, se ven reducidas. Los resultados revelan que cuando una parte de la carga del crimen recae sobre el capital, el impuesto se vuelve ligeramente progresivo.

Con la metodología empleada en esta investigación se contribuye a la literatura sobre las consecuencias económicas de la delincuencia entre las empresas en México al establecer elementos y parámetros sobre datos reales.

Nota: Los resultados de esta investigación se lograron introduciendo al crimen como una combinación de impuestos a las ventas o al uso de capital en un modelo estático de equilibrio general de la economía mexicana que se construyó a partir de una Matriz de Contabilidad Social (MCS). En este marco fue posible evaluar la magnitud de las pérdidas económicas de la inseguridad empresarial como proporción del PIB, así como realizar el análisis de incidencia fiscal del impuesto al delito entre hogares y empresas bajo diferentes escenarios.

Tomamos el enfoque de Restuccia y Rogerson (2008) que introducen actos criminales hacia las empresas como impuestos a las ventas o a las compras de factores productivos. Se tomó como base el año 2012 y las encuestas a empresas del Banco Mundial y del INEGI para obtener una estimación del efecto de la delincuencia sobre las principales variables de la economía.
Directora de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León y profesores e investigadores del Tec de Monterrey Campus Monterrey, respectivamente.
Mail: Joana.chapacn@uanl.edu.mx
edayala04@gmail.com
smedellin@tec.mx
Este artículo está basado en Chapa Cantú, J. C., Ayala Gaytán, E. A., & Medellín Mendoza, S. E. (2022). Los costos económicos de la inseguridad en las empresas en México: una perspectiva de equilibrio general. EconoQuantum, 20(1), 83-99.

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