El repunte sostenido de los índices bursátiles estadounidenses durante 2025, con el S&P 500 alcanzando máximos históricos en varias ocasiones, no es producto de un solo factor, sino de una combinación de elementos macroeconómicos y estructurales que han redefinido la dinámica del mercado. Entre ellos destacan la política monetaria, la debilidad del dólar, el ciclo de inversión en inteligencia artificial (IA) y la expectativa de productividad futura.
1 Expectativas de la trayectoria de tasas del Fed
El banco central ejecutó su primer recorte del año en septiembre bajo el argumento de “gestión de riesgos” ante señales de enfriamiento del mercado laboral. El mercado rápidamente capitalizó el ajuste favoreciendo empresas de crecimiento y, en particular, al sector de tecnología con fuerte duración. Conforme avanzó noviembre, los mensajes más cautos de miembros del Fed y la persistencia de presiones inflacionarias ligadas a aranceles y cuellos de botella hicieron retroceder la probabilidad de un nuevo recorte en diciembre a cerca de 50%, desatando rotación y toma de beneficios en las grandes tecnológicas vinculadas a la IA.
Posteriormente, el 19 de noviembre, el Fed publicó las minutas de su última reunión, en la cual se anunció otro recorte de 25pb en la tasa de referencia. El documento mostró opiniones divididas, con muchos funcionarios expresando escepticismo sobre la necesidad de un recorte adicional este año. Con ello, el mercado recalibró significativamente sus expectativas y ahora se inclina por una visión de que las tasas permanecerán sin cambios en diciembre, con una probabilidad de 72%, frente a un recorte de 25pb. A pesar de esto, el S&P 500 frenó la reciente racha bajista tras sólidos resultados de Nvidia.
2 Debilidad del dólar
El índice DXY y el BBDXY han caído 7.3% y 6.4% en el año, respectivamente, brindando un impulso a las compañías con mayor exposición internacional. Entre las más beneficiadas se encuentran las del sector tecnológico y puntualmente las Siete Magníficas (Alphabet, Amazon, Apple, Microsoft, Meta, Nvidia y Tesla) por su diversificación geográfica. Esta situación incremento los ingresos en moneda local, amplió los márgenes de utilidades y favoreció los múltiplos.
3 Ciclo de inversión
El auge de la IA ha detonado un ciclo de inversión sin precedentes en data centers, infraestructura energética y semiconductores. Si bien los inversionistas mostraron escepticismo ante la falta de beneficios inmediatos, la temporada de resultados del tercer trimestre aportó señales claras de monetización, justificando las elevadas valuaciones y los miles de millones destinados a IA. Este gasto, aunque presiona márgenes en el corto plazo, se percibe como estratégico para capturar la próxima ola de productividad.
4 Expectativa de productividad futura
La tesis que sustenta múltiplos más altos descansa en la expectativa de que la IA eleve el producto potencial y, con ello, la rentabilidad corporativa a largo plazo.
La IA ha dejado de ser una opción y se ha convertido en el motor principal de creación de valor en las grandes tecnológicas. Las cifras del tercer trimestre muestran resultados sólidos, pero también el costo de construir la infraestructura del próximo ciclo, con inversión históricamente alta y mayor escrutinio sobre el retorno incremental. Para el S&P 500, el binomio IA+Fed seguirá siendo el catalizador dominante de cara a 2026.
* Subdirectora de Renta Fija, Tipo de Cambio y Commodities de Grupo Financiero Banorte.
Twitter: @LeslieOrozcoV
LinkedIn: Leslie Orozco
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.
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