Respecto a la implementación de la
reforma judicial, las cortes actuales contaban con cierta credibilidad a pesar de sus limitaciones, pero los nuevos juzgados tienen que construir su credibilidad propia, muchos de ellos empezando prácticamente de cero.
Es muy probable que la inversión se mantenga deprimida hasta que los juzgadores electos comprueben su independencia y apego a la Ley en sus decisiones. Por el tiempo que toman varios juicios, esta credibilidad se irá construyendo en los siguientes 24 meses. Si se llegan a materializar los temores de falta de independencia de los nuevos juzgadores, la inversión no se recuperará en el mediano plazo.
En cuanto a la
renegociación del TMEC, cuyo proceso iniciará en julio,
recuperar la senda del crecimiento rápidamente implicaría una renegociación expedita del tratado. Sin embargo, el secretario de comercio de Estados Unidos recientemente expresó en una entrevista que “se tiene que repensar la relación comercial con México”, lo cual implica que pudiera no ser un proceso rápido y que se tengan que negociar más temas de los originalmente pensados.
Adicionalmente, en la segunda semana de junio, el representante de comercio americano recibió una carta firmada por casi 700 organizaciones sindicales y civiles de su país exigiendo cambios profundos al TMEC y de no obtenerse, Estados Unidos debería abandonar el tratado. Estas
presiones políticas podrían alargar el proceso de negociación aún más, manteniendo la incertidumbre. Reiteramos que un tratado tripartito (México, Estados Unidos y Canadá) es la mejor opción, por lo que México debe fortalecer el diálogo con Canadá para una negociación conveniente para todas las partes.
El tercer factor: los
conflictos geopolíticos pudieran tener un efecto en el crecimiento de la economía mundial y por ende en la mexicana (ver artículo en esta misma edición Israel-Irán: fuego cruzado. El mundo en vilo). Si un evento de este tipo conduce a una recesión, particularmente de Estados Unidos, el crecimiento en la economía mexicana será de una contracción mayor a la que estamos experimentando.
Además, la debilidad de la economía americana y la política migratoria implementada en Estados Unidos empiezan a afectar negativamente el flujo de remesas que venía recibiendo nuestro país, las cuales disminuyeron 12% en abril
(ver artículo en esta misma edición ¿Por qué se desplomaron las remesas y que se espera para el resto del año?). La economía de varios municipios que dependen de ellas se verá impactada durante los siguientes meses. Aunado a esta caída, el senado americano revisará el borrador de presupuesto, el cual incluye un impuesto especial (similar a nuestro IEPS) para las remesas.
En este contexto,
el esfuerzo fiscal debe continuar para bajar el déficit ampliado a un rango de 4 a 4.5% para este año y para permitir que baje a un nivel menor de 4% en 2026, lo cual espera el mercado. La carga al erario que representa Pemex y en menor medida CFE no ayudan al logro de este objetivo, especialmente en un año de debilidad económica que pudiera dar origen a una recaudación menor. El endeudamiento del país continúa en ascenso y se aproxima a 54% del PIB. De no frenarse esta tendencia, la calificación soberana pudiera sufrir una degradación en los siguientes doce meses.
Ver el boletín de la Encuesta Mensual de Expectativas IMEF (junio).
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.