El conflicto en Ucrania ha traído consigo riesgos para el pronóstico de crecimiento, la seguridad alimentaria, los mercados financieros y la inflación.
Este ranking nos da una primera pista de hacia dónde tienen que ir las decisiones del día de hoy para poder construir un mejor futuro para nuestro país, en un contexto de grandes retos a nivel global entre los que están la migración, el proteccionismo, la sustentabilidad, los trabajos del futuro y, sobre todo, la desigualdad que se ha generado particularmente en los últimos años tras la crisis del 2008. A esto debemos agregar la atención de factores más apremiantes como recuperar el ritmo de crecimiento a nivel global, perdido a raíz de la pandemia del COVID19 y puesto en riesgo por la guerra en Ucrania, que además de las desafortunadas pérdidas humanas, tiene implicaciones no sólo sobre la recuperación de la economía global, cuyos pronósticos se han ido reduciendo durante el año, sino también para la seguridad alimentaria, los mercados financieros y, por supuesto, la inflación.
En este sentido, será deseable que las políticas hacia adelante cuiden que la recuperación sea incluyente y sustentable. Desde el punto de vista fiscal, el gasto social debe enfocarse en los grupos más vulnerables para ayudarlos a reinstalarse en la economía mientras que, del lado impositivo, se deben incentivar actividades sustentables. En política monetaria, la gran pregunta es cuál es el rol de los bancos centrales en la lucha contra la inflación, cuidando no descarrilar la recuperación de la economía.
Finalmente, la pandemia trajo consigo un cambio en la configuración de las cadenas de suministro, que serán clave para la productividad de un país hacia delante. En este contexto, México tiene una posición inigualable si hablamos del regreso de las cadenas logísticas al origen o de las cadenas logísticas de proximidad ( nearshoring ). No obstante, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha tenido también como consecuencia una revisión del enfoque multilateralista de integración comercial, que ahora tiene como objetivo alcanzar no solo que el comercio sea libre, sino que sea seguro también. Esto implica evitar que los países utilicen sus posiciones estratégicas en términos de materias primas, tecnología, etc. para romper el flujo de actividad económica global. De esta manera, se tenderá a favorecer el llamado friend-shoring en las cadenas de valor, en las que los procesos serán asignados a países en los que se tiene un nivel alto de confianza.
En conclusión, es importante entonces entender que la competitividad de un país descansará, en los próximos años en cuatro pilares fundamentales: Logística, en donde México tiene una posición inigualable, pero tendría que mejorar su infraestructura; la capacidad de generar energía de forma eficiente y limpia donde las barreras comerciales del futuro dependerán del tipo de energía que se utiliza para producir; capacitación, es importante preguntarnos qué tipo de habilidades queremos que nuestra fuerza laboral tenga; y un fuerte estado de derecho, materia pendiente del país desde hace mucho tiempo.