Al cierre de 2024 el IMSS reportó la creación de 213,994 posiciones laborales, siendo la menor creación de empleo desde 2020 y previo a esa fecha desde 2009. La debilidad en la creación de empleo se ha extendido a 2025, con el registro de puestos de trabajo al mes de abril ubicándose en 22.418 millones, mostrando un crecimiento anual de solamente 0.19%, el menor desde marzo del 2021, con una alta probabilidad de registrar caídas a tasa anual en los próximos meses.
Esto es preocupante pues desde 2001 solamente en cuatro periodos se han observado caídas anuales en el registro de empleo ante el IMSS: (1) julio 2001–agosto 2002, (2) abril 2003–noviembre 2003, (3) noviembre 2008–diciembre 2009 y (4) abril 2020–marzo 2021. Estos periodos se acercan (1 y 2) o coinciden (3 y 4) con periodos de recesión en México.
La aparente contradicción en las cifras de empleo surge de analizar estadísticas que no son directamente comparables y de un entendimiento limitado de algunas definiciones. Si se analiza a profundidad, es posible observar que ambas fuentes muestran que hay un claro deterioro en el mercado laboral.
En primer lugar, hay que recordar que la tasa de desempleo es una razón que se calcula con la población de personas con empleo, dividida entre la población económicamente activa (PEA), que contabiliza a las personas de 15 años o más que trabajan o están buscando activamente un empleo.
Es intuitivo pensar que, una razón por la que la tasa de desempleo es tan baja, puede deberse a que, para clasificar en la población ocupada, solamente es necesario que la persona haya trabajado durante una hora a la semana. Sin embargo, este ha sido el criterio vigente desde que se publica la ENOE y en realidad la población ocupada total registró una contracción anual de 0.20% en el primer trimestre, siendo la primera caída desde el primer trimestre del 2021, por lo que son otros factores los que explican el deterioro.
Entre el primer trimestre del 2023 y el primer trimestre del 2025, la población en edad de trabajar (mayor a 15 años) creció 2.51 millones de personas, pero el 73.24% de ellas se concentró en población clasificada como no disponible para trabajar, mayor a 60 años. Es importante mencionar que se analiza el periodo a partir del primer trimestre del 2023, porque en ese año ya se observó más estabilidad en los indicadores del mercado laboral tras la pandemia. En 2021 y 2022 se observaron variaciones más atípicas, resultado de la corrección al impacto de la pandemia que se concentró en 2020.
Lo anterior refleja en parte un mayor número de jubilaciones,
lo que podría ocurrir a un mayor ritmo en los próximos años debido a factores demográficos. Asimismo, el programa de apoyo a adultos mayores que se volvió universal en la administración federal previa hace que para un grupo de la población de adultos mayores deje de ser atractivo buscar trabajo. Esto ha limitado el crecimiento de la población ocupada y desocupada. Es decir, el crecimiento de la población económicamente activa ha sido limitado, lo que favorece la disminución en la tasa de desempleo.
Haciendo un ejercicio en el que la población ocupada, desocupada, disponible y no disponible hubiera crecido a partir de 2019 (primer año completo de la administración de López Obrador) en la misma proporción a lo observado entre 2005 y 2018, se estima que la tasa de desempleo se hubiese ubicado en 3.10% en el cuarto trimestre de 2024, 0.53 puntos porcentuales por encima del dato observado de 2.57% en el mismo periodo. Para poner en contexto, la última vez que se vio una tasa de desempleo del 3.10% o superior fue el tercer trimestre del 2022.
Además, una baja tasa de desempleo no necesariamente implica una buena situación del mercado laboral. A mayor nivel educativo, el empleo se concentra en actividades subordinadas con prestaciones de seguridad social, en donde tiende a ocurrir mayor desempleo cíclico, estructural y friccional mientras que, a menor nivel educativo, aumentan los trabajadores independientes o de subsistencia. Es decir, pueden darse circunstancias en las que, a mayor precariedad laboral la tasa de desempleo es más baja.
Por otro lado, la tasa de desempleo deja fuera a la población disponible para trabajar, pero que no está activamente buscando un empleo. Esta población forma parte de la población no económicamente activa (PNEA) pero que se considera disponible para trabajar, solo que no ha buscado trabajo en la semana previa a la encuesta, probablemente por estar desalentados de encontrar un buen trabajo. Si se incluye esta población a la medición (desocupada + disponible), la tasa de desempleo se ubicaría en 10.27% en el primer trimestre de 2025, abarcando un total de 6.75 millones de personas.
Es importante señalar que no se puede hacer una comparación directa entre la tasa de desempleo publicada por la ENOE y el registro de trabajadores el IMSS. Una cifra más comparable sería, al interior de la población ocupada, el subgrupo de trabajadores subordinados asalariados con acceso a servicios de salud. De acuerdo con la ENOE, al primer trimestre del 2025 la población ocupada se ubicó en 59.00 millones de personas, de los cuales el 72.77% son trabajadores subordinados, pero solamente 39.24% o 23.15 millones de personas son asalariados con acceso a servicios de salud.
En el primer trimestre del 2025, el empleo de asalariados con acceso a servicios de salud (el más parecido a las cifras registradas en el IMSS), creció 1.35% anual. En el mismo periodo, el registro del IMSS mostró un crecimiento anual de 0.79%. Omitiendo este grupo de asalariados, el resto de la población ocupada mostró una caída anual de 1.18% acumulando tres trimestres consecutivos de contracción anual y siendo la mayor caída desde el primer trimestre del 2021. Es importante recordar que, en la población ocupada, el 54.3% son trabajadores informales, por lo que el deterioro del empleo no se limita solamente al empleo formal.