El
Indicador Manufacturero subió ligeramente 0.3 puntos para ubicarse en 45.6 unidades, permaneciendo
en zona de contracción por décimo séptimo mes consecutivo. Por su parte, el
Indicador No Manufacturero se situó en 49.9 unidades tras un avance de 0.6 puntos, con una tendencia-ciclo que continúa por debajo de 50, lo que sugiere que
la mejora no es todavía direccional.
COYUNTURA ECONÓMICA
La actividad económica sorprendió al alza en la primera mitad del año, al crecer 0.27 y 0.64%, respectivamente, en el primer y segundo trimestre. Esto
ha llevado a una revisión al alza en las expectativas de crecimiento para el año de 0.1% que mostraba el consenso medido mediante la Encuesta Mensual de Expectativas del IMEF en mayo, a 0.4% en la encuesta de agosto.
De igual manera, la proyección para el año del Banco de México se revisó de 0.1% en su primer informe trimestral a 0.6% en su segundo informe dado a conocer el viernes 29 de agosto.
No obstante, las trayectorias para la manufactura y no manufactura de los Indicadores IMEF permanecen en territorio de contracción, mandando una señal de que nos encontrarnos entre la atonía y el estancamiento.
¿CÓMO PODEMOS CONCILIAR LA MEJORÍA EN LAS EXPECTATIVAS CON LA SEÑAL EMANADA DEL INDICADOR IMEF?
Para contestar esta pregunta, el Comité del Indicador IMEF discutió la evolución de un conjunto de
determinantes de la actividad económica como:
•
La inversión privada ante un ambiente de gran incertidumbre.
•
El consumo de los hogares ante la disminución de las remesas y el estancamiento del empleo.
•
Las exportaciones manufactureras ante la amenaza de mayores aranceles.
Encontró que
los indicadores IMEF están anticipando un crecimiento muy cercano a cero en la segunda mitad del año que, promediado con las tasas observadas en los dos primeros trimestres del año, es consistente con los números arrojados por las encuestas. Buena
parte del dinamismo sorpresivo de la primera mitad del año provino de exportaciones adelantadas a la imposición de aranceles, que no se espera en la segunda mitad.
El Comité también discutió las posibilidades de que si la atonía esperada en la segunda mitad del año será suficiente o no para inducir a la inflación subyacente a la baja en línea con las proyecciones presentadas por el Banco de México. La mayoría opinó que
el riesgo más grande en torno a la evolución de la inflación es la persistencia de presiones inflacionarias en el sector de servicios, en donde lo que más preocupa es el incremento continuo en los precios de los servicios alimenticios.
Esta tendencia al alza se ha dado a pesar de la supuesta holgura observada en la brecha del producto. La mayoría opinó que
sería recomendable que el Banco de México tomara una actitud de mayor cautela en sus decisiones de política monetaria para asegurar la convergencia de la inflación a su meta.
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