La inflación en México inició el año con señales mixtas pues algunos componentes apuntan a una desaceleración como los servicios (particularmente los de vivienda y otros servicios), dentro del componente subyacente y los agropecuarios (especialmente frutas y verduras) dentro del componente no subyacente. Sin embargo, en otros rubros, como las mercancías (tanto alimenticias como no alimenticias) dentro del componente subyacente, se observa que la tendencia de desaceleración registrada durante 2024 parece haber llegado a su límite.
Cabe recordar que el componente subyacente es considerado como la inflación medular, pues determina la trayectoria de la inflación general en el mediano y largo plazo, al excluir los productos con precios de mayor volatilidad. Por el contrario, el componente no subyacente, sí incluye bienes con precios más volátiles y sobre los que la política monetaria tiene poco efecto.
En la primera quincena de enero, de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la inflación general se desaceleró a 3.69% anual, su nivel más bajo desde la segunda quincena de febrero del 2021. Al interior, la inflación no subyacente también registró una fuerte desaceleración para ubicarse en 3.60% anual, su menor nivel desde la segunda quincena de febrero del 2024.
Esta desaceleración se debió principalmente a menores presiones en los agropecuarios, particularmente por la caída en los precios de frutas y verduras. No obstante, los energéticos muestran mayores presiones, debido a:
1 Presiones al alza en los precios internacionales del petróleo ante la expectativa de una menor oferta global, en un periodo donde la demanda se mantiene fuerte ante las condiciones climáticas más frías de lo esperado en el hemisferio norte y a las últimas sanciones de Estados Unidos dirigidas al sector energético de Rusia.
2 El ajuste al alza en las tarifas de electricidad realizado al inicio del año.
3 Al aumento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), al comienzo del 2025.
En contraste, el componente subyacente registró una inflación anual de 3.72%, la mayor tasa desde la segunda quincena de octubre del 2024, con lo que hiló tres quincenas de aceleración. Este desempeño es preocupante pues indica un agotamiento en la desaceleración lograda el año pasado. Las mercancías, tanto alimenticias como no alimenticias, están siendo particularmente presionadas al alza ante una mayor volatilidad en el tipo de cambio.
Las mayores presiones se relacionan con la depreciación del peso y la posibilidad que el tipo de cambio siga subiendo. Esto suele afectar tanto a mercancías alimenticias como no alimenticias debido al aumento en los costos de importación, pues muchas mercancías alimenticias dependen de insumos o productos traídos del extranjero, mientras que las mercancías no alimenticias (particularmente bienes duraderos y semiduraderos) también son sensibles a las variaciones en el tipo de cambio.
Cabe recordar que el tipo de cambio mostró una notable volatilidad en el cierre del año 2024 y a comienzos del 2025, alcanzando un máximo de 20.9072 pesos por dólar el 31 de diciembre. Esto ocurrió tras los resultados de las elecciones en Estados Unidos, que dieron a Donald Trump el triunfo. La incertidumbre aumentó debido a las amenazas de Trump de imponer un arancel del 25% a las importaciones provenientes de México tras su toma de protesta el 20 de enero. No obstante, estas presiones pueden verse limitadas si los servicios continúan con una desaceleración gradual, particularmente, en los servicios de vivienda y otros servicios.
A tasa quincenal, la inflación general se ubicó en 0.20%, mostrando un repunte tras el 0.04% de la segunda quincena de diciembre. Es importante mencionar que este comportamiento suele observarse al inicio del año, ya que diciembre frecuentemente presenta una moderación en las tasas de inflación, particularmente en su segunda quincena.
No obstante, aunque el dato de la primera quincena de enero siguió este patrón al superar el nivel de la quincena previa, es relevante señalar que se trata de la menor inflación registrada para una quincena igual desde 2019. Además, el dato se ubicó muy por debajo de las expectativas del mercado, que anticipaba mayores presiones inflacionarias al comienzo del año (0.27% quincenal).