¿México debería premiar la innovación o se debería enfocar en la regulación?

La experiencia de haber sido regulador financiero me dejó varias enseñanzas que me ponen a reflexionar lo que nuestro gobierno debería hacer con las tecnologías que nos inundan de países más desarrollados –como Estados Unidos que es desproporcionalmente más grande y avasalla economías–; porque México, aun organizado en bloques no puede manejar sus embates ni proteger los desarrollos regionales.
Por José Antonio Quesada Palacios
Esta situación me hace recordar la pregunta del ex ministro de finanzas de Grecia Yanis Varoufakis: “Cuándo hay jugadores tan grandes e importantes capaces de definir los hábitos y preferencias del consumidor, ¿aún es oportuno obedecer las leyes económicas del libre mercado?”.

Para encontrar la respuesta me referiré al reciente discurso de Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, sobre el estado de la Unión Europea, en el que delineó una visión ambiciosa para reforzar la competitividad y la productividad de Europa.

Draghi planteó tres transformaciones clave: Innovación tecnológica, energía y descarbonización, así como política económica exterior. De la innovación subrayó la necesidad de cerrar la brecha tecnológica con otras potencias mundiales, como Estados Unidos y China, reduciendo las barreras para llevar innovaciones al mercado, atrayendo financiación y mejorando las habilidades tecnológicas de los europeos. También consideró importante coordinar esfuerzos para acelerar la adopción de la inteligencia artificial y las energías limpias.

Para la energía y descarbonización propuso la reducción de los altos precios de la energía en Europa que son hasta cinco veces más altos que en Estados Unidos y abogó por un plan conjunto de descarbonización que impulsaría tanto la competitividad como las industrias de tecnologías limpias. También alertó sobre la dependencia excesiva de China en materias primas estratégicas y tecnologías, destacando la importancia de garantizar suministros propios dentro de Europa.

Para el tema de la política económica exterior, Draghi llamó a una mayor integración de los mercados de capitales y a fomentar acuerdos comerciales estratégicos para asegurar el acceso a materias primas críticas. También destacó la necesidad de invertir en defensa y seguridad industrial para competir en un escenario geopolítico cada vez más complejo.

¿CAPACIDAD LIMITADA POR EL ENFOQUE REGULADOR?
Para hacer realidad sus planteamientos, Draghi estimó que se necesitarán entre 750,000 y 800, 000 millones de euros anuales, una inversión comparable al 4.7% del PIB europeo, lo que pone de relieve la magnitud del desafío que ningún país europeo puede asumir de manera aislada, lo que justifica la emisión de deuda conjunta en la Unión Europea, un tema que sigue siendo objeto de debate entre los Estados miembros.

Pero ¿qué llevó a tener ese desafío? Draghi parte de la regulación vs. la innovación. Contrastó la regulación europea frente a la innovación en Estados Unidos y señaló que mientras Estados Unidos y China han avanzado significativamente en sectores como la tecnología y la descarbonización, la Unión Europea ha quedado rezagada en términos de competitividad y crecimiento, en parte por un marco regulatorio más rígido y la falta de una estrategia industrial unificada en Europa.

Para corregir este rumbo sugirió una serie de acciones clave:
1. Acelerar la innovación. Mejorar la transición desde los laboratorios hasta el mercado, eliminando barreras burocráticas y atrayendo inversiones privadas con una mejor financiación y formación en áreas estratégicas como la inteligencia artificial y las tecnologías limpias.

2. Reducir los costos energéticos para revitalizar sectores industriales a través de un plan de acción que combine esfuerzos de descarbonización con competitividad.

3. Integrar mercados de capitales y aumentar inversiones a través de deuda conjunta a nivel europeo.

4. Reforzar la política exterior económica reduciendo la dependencia de Europa de terceros países en materias primas y cadenas de suministro estratégicas, por medio de acuerdos comerciales ventajosos y fomentando una mayor autosuficiencia en sectores clave, como el de los semiconductores y las tecnologías limpias.

En consecuencia, considera que la Unión Europea necesita adoptar una estrategia industrial más cohesiva, coordinar mejor sus políticas de innovación y energía, así como promover un entorno favorable para la inversión, todo ello sin perder de vista la inclusión social y su modelo de bienestar.

Destacó que el enfoque regulador y sostenible de la Unión Europea ha encarecido los costos energéticos y ha afectado la competitividad industrial, lo que ha limitado la capacidad de Europa para mantener un crecimiento robusto mientras avanza hacia la sostenibilidad.

Draghi cree que la Unión Europea debe revisar su modelo regulador para asegurarse de que la transición hacia la sostenibilidad no comprometa su economía, y sugirió un enfoque más equilibrado que promueva tanto la competitividad como la descarbonización.



¿Y LA GEOPOLÍTICA? ESTADOS UNIDOS, RUSIA Y CHINA TIENEN UN PAPEL CRUCIAL
Pero también la Unión Europea tiene un tema geopolítico delicado. El dilema que enfrenta en su política económica exterior es complejo, dado que debe equilibrar sus relaciones con Estados Unidos, China y Rusia que desempeñan papeles cruciales pero conflictivos.

Estados Unidos es un aliado comercial clave y socio estratégico en defensa, pero la creciente divergencia en temas como la energía y la regulación tecnológica genera fricciones. China es un aliado estratégico en términos de comercio al proveer materias primas esenciales para tecnologías limpias y productos industriales, lo que implica riesgos en cuanto a la dependencia de China en sectores críticos como los semiconductores y las energías renovables.

Por su parte, Rusia, un aliado energético importante para Europa, se ha convertido en un desafío debido a la guerra en Ucrania y las sanciones resultantes. La Unión Europea ha tenido que reducir su dependencia de los combustibles fósiles rusos, lo que ha generado incertidumbre en el suministro energético y ha elevado los precios de la energía en Europa.

En ese contexto Draghi aboga por que se desarrolle una política económica exterior más estratégica que equilibre sus relaciones con estas potencias y disminuya las vulnerabilidades. Esto implica diversificar sus proveedores de materias primas y reducir la dependencia de terceros en sectores críticos, como el energético y el tecnológico.

También sugiere que Europa debe buscar acuerdos comerciales más favorables y profundizar en su integración económica, consolidando su autonomía estratégica sin perder sus alianzas clave. En resumen, sugiere adoptar una política económica exterior que asegure el acceso a recursos esenciales, mantenga su competitividad global y minimice los riesgos geopolíticos derivados de las tensiones entre sus principales socios.

Creo que es muy relevante lo que se señala como plan de emergencia de desarrollo para la Unión Europea. En nuestro país, donde confluyen tantos sectores y bloques económicos, deberíamos desarrollar algo similar, para que no tengamos de súbito una disrupción en nuestros de por sí incipientes mercados.

De ahí la pregunta inicial: ¿México debería premiar la innovación o se debería enfocar en la regulación? El de la Unión Europea y el de México son contextos y condiciones diferentes, pero el rumbo es el mismo: mantener un crecimiento robusto mientras se avanza hacia la sostenibilidad.
* Presidente del Colegio Nacional de Consejeros Profesionales Independientes de Empresa. Consejero Independiente de diversas entidades corporativas, reguladas y no reguladas, y lucrativas y no lucrativas. Tesorero del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). Ex vicepresidente de Política Regulatoria de la CNBV.
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