¿Qué perpetúa la economía informal en México?

La pregunta más pertinente y urgente rumbo al cierre de 2025 es ¿cómo va la economía mexicana? Veníamos de una trayectoria de crecimiento que promediaba alrededor de 2% anual durante la administración de Enrique Peña Nieto. Con la entrada del expresidente Andrés Manuel López Obrador se registró un pequeño avance al inicio; sin embargo, en 2019 llegó la pandemia, que nos agarró mal parados y con un dinamismo económico apenas en construcción.

En 2020, la economía resintió los efectos de la crisis sanitaria con una caída muy importante de (-)8.5% anual. En los años posteriores ese golpe se compensó: en 2021 con un rebote de 6.3% y de 3.7% en 2022. Para 2023, el rebote posterior a la pandemia se había ralentizado, ya que reportamos una tasa de crecimiento de 3.4% para después cerrar 2024 con apenas un avance de 1.2%. La tendencia en los años posteriores a la pandemia no da certeza de una trayectoria al alza y en este año se espera que crezcamos alrededor de medio punto porcentual.

Lo anterior nos debe hacer preguntarnos no solo qué está pasando, sino cómo llegamos a este nivel de estancamiento económico. Para entender los factores que operan detrás de estos resultados es importante poner sobre la mesa los tres grandes motores para la economía mexicana:

1 El consumo privado, que es el 70% de la economía y refleja lo que gastan hogares y empresas privadas.

2 La inversión, la cual habilita el crecimiento actual y futuro al permitirnos ampliar nuestra capacidad productiva.

3 El sector externo, muy importante en el contexto actual, ya que es lo que México le vende al mundo.

El buen desempeño de los motores de la economía es lo que genera crecimiento y en 2025 se encuentran estancados y sin dinamismo. La inversión ha tenido un deterioro importante hilando más de un año de caídas anuales consecutivas, el consumo se encuentra estancado y las exportaciones son lo único que nos sigue impulsando. El comportamiento de estos indicadores augura un crecimiento que se tambalea y que podría llegar a contraerse, todo esto aunado a un contexto comercial complejo con Estados Unidos.

Para no empeorar el desempeño de estos motores es indispensable mitigar factores que frenan su desarrollo: falta de certeza jurídica y Estado de derecho, energía eléctrica insuficiente, inseguridad y fallas estructurales en el mercado laboral. En México, 90% de la inversión es privada, por lo que la certeza de largo plazo es esencial para atraer nuevos proyectos y garantizar su permanencia. Sin medidas que atraigan y retengan inversión, difícilmente lograremos metas como alcanzar el 25% del PIB en inversión o posicionarnos entre las principales economías del mundo.

Otra de las condiciones que más merman el crecimiento es la falta de medidas que crean empleos de calidad o formales, siendo la inversión la que habilita que las empresas crezcan, sean más productivas y creen empleos de calidad. Entre enero y octubre solo se han generado 551 mil puestos de trabajo registrados ante el IMSS, lo que es insuficiente para absorber a todas las personas que se integran mes con mes al mercado laboral. De igual manera, en las metas del Plan México está crear 1.5 millones de empleos en manufacturas y sectores estratégicos para 2030, y al décimo mes del año se han perdido empleos en las industrias de la transformación.

La inversión por sí sola no se traduce en productividad, la cual actualmente está estancada en niveles similares a los que teníamos en 2009. La trayectoria de este indicador entre 2020 y 2021 cuenta una historia muy diferente, ya que hubo un pico de productividad laboral porque solo se quedaron trabajando las personas que eran necesarias para seguir operando la economía. No obstante, hacia el cierre de 2025 el desenlace se ve muy diferente. Se necesita inversión en innovación y desarrollo, pero también adoptar nuevas tecnologías, capacitación y gobernanza.

Para que la inversión sea productiva se necesita una economía más formal, pero la informalidad no es un concepto monolítico, ya que tiene varios matices sectoriales y regionales. Más de la mitad de las personas que trabajan en México lo hacen en algún tipo de informalidad, pero se concentra en la región del sur-sureste, donde en entidades como Oaxaca la proporción llega a 80%.

EL PESO DE LA INFORMALIDAD
Dentro de los distintos tipos de informalidad la que más genera un rezago en ingresos y calidad de vida es la del sector informal que se observa en unidades económicas de subsistencia sin ningún tipo de prestaciones. Con los datos del 3T2025 sabemos que la tasa de ocupación en el sector informal es de 29.5%.

La informalidad está presente en todos los sectores económicos; sin embargo, unos concentran más este tipo de empleo, como agricultura, construcción y servicios de preparación de comida. Un hallazgo clave es que los sectores vinculados al comercio exterior como el transporte, almacenamiento, industria manufacturera y el comercio al por mayor tienen una mayor propensión a ofrecer empleo formal. Esto se debe a que son más productivos y generan más valor agregado. La integración de las cadenas de suministro en Norteamérica se postula como un proceso formalizador del empleo.

El empleo informal, además de ser menos productivo, está ligado a condiciones agravantes para el bienestar, como la pobreza laboral, que en los estados del sur-sureste está en niveles muy por arriba del promedio nacional. Al ganar en promedio la mitad que alguien con un empleo formal, los aumentos al salario mínimo los benefician por el efecto faro siempre y cuando haya expansión económica. Es por esto por lo que, entre 2018 y 2024, la recuperación del ingreso laboral fue la principal causa de la disminución de la pobreza multidimensional.

En materia de carencias sociales, más de 60 millones de personas aún carecen de acceso a la seguridad social, un elemento clave del bienestar a largo plazo que implica pensión, salud, guarderías y reconocimiento de antigüedad, íntimamente vinculado con el acceso a un empleo de calidad.

EL TAMAÑO CUENTA
La estructura de las unidades económicas en México también afecta a la productividad, ya que más de 90% son micronegocios que emplean al 41% de la población ocupada y solo aportan un 16% del valor agregado. En contraste, las grandes empresas son menos de 1% de las unidades y generan más de la mitad del valor agregado. La mayor diferencia entre ambas es que estas últimas invierten más, son formales y tienen organización interna, escala y acceso a liquidez.

Entonces ¿qué necesitan los micronegocios y Pymes para ser más productivos? Inversión, acceso a capital, acceso a la liquidez, acceso a crédito a través de la digitalización acelerada y cero extorsiones. Una vez que un negocio se vuelve víctima de algún tipo de delito, el 15% deja de invertir en expandir el negocio.

Pero para que haya inversión debe existir un entorno libre de delitos. El problema es que más del 80% de los delitos contra negocios quedan impunes. Entre más pequeña es la empresa, mayor es la impunidad: llega a 98%. Además, aunque 70–75% de la inversión privada proviene de grandes empresas, entre 20% y 30% está en manos de pequeñas y medianas unidades económicas.

No todos los pequeños y medianos negocios son iguales. Cuando vemos la informalidad presente por tamaño de negocio, vemos que en los micronegocios el 83% de los empleos son informales. El pasar de ser un micronegocio a pequeño, de este al mediano y luego al grande permitirá reducir la informalidad.

ALGUNAS MEDIDAS PUNTUALES PARA UN SECTOR FORMAL
El Plan México es una política industrial, pero también debe ser un plan de formalización de la economía, teniendo en cuenta que la debilidad del estado de derecho afecta directamente la actividad económica. Si se considera lo anterior, algunas medidas puntuales para un sector formal incluyente son las siguientes:

• Generar condiciones de crecimiento para negocios productivos: energía limpia, digitalización, atracción de capital humano y contención de unidades de subsistencia.

• Banca de desarrollo activa: articular el Plan México para acelerar la formalidad, reduciendo barreras e intermediación financiera, compartiendo riesgos con la banca comercial y disminuyendo costos.

• Simplificación administrativa: reducción de costos y complejidad para la formalización, especialmente para MiPymes; simplificar trámites fiscales, laborales y regulatorios, aumentando incentivos a la formalidad y disminuyendo evasión, informalidad laboral y extorsión.

• Digitalización para agilizar trámites e inclusión financiera: impulso a pagos electrónicos, desincentivo del efectivo, registros digitales e historiales crediticios para mayor productividad y menor vulnerabilidad.

• Protección social para todos: cobertura mínima en salud, seguridad social y ahorro para el retiro, desvinculada del estatus laboral; flexibilizar la seguridad social y crear un seguro de desempleo.

• Flexibilidad laboral e inclusión: diseñar esquemas laborales para mujeres y jóvenes, con un sistema de cuidados profesional y formal. Promover el trabajo a medio tiempo y por horas.

• Formalización de sectores que no pueden ser automatizados: integrar procesos de formalización en cuidados, docencia y salud; sectores actualmente feminizados, informales y sin estrategia de futuro ante la presencia de la IA.