Matthew Ball explica en su libro que el metaverso es el sucesor del internet que hemos conocido hasta ahora. El metaverso es un mundo virtual en 3D, una red de experiencias y dispositivos, herramientas e infraestructuras interconectados que van mucho más allá de la mera realidad virtual. Internet ya no estará solamente al alcance de la mano: rodeará nuestras vidas, trabajo y ocio que pasarán a tener lugar dentro del metaverso.
Por lo tanto, «el metaverso está a punto de revolucionar todas las industrias y funciones, desde las finanzas y la atención médica hasta los pagos, los productos de consumo e, incluso, el trabajo sexual. En breve, todas las empresas deberán tener su espacio en el metaverso. O no sobrevivirán», dice el autor.
Las Naciones Unidas estima que la economía digital representa alrededor del 20% del PIB mundial, o 18 billones de dólares. Y Goldman Sachs, Morgan Stanley y Citibank predicen que para 2032, el metaverso contribuirá con 8 a 13 billones de dólares a la economía global. Esto sería otro 10% del PIB mundial, lo que representa un crecimiento del 20 al 40% en los próximos años. El fundador y CEO de Nvidia, Jensen Huang, estima que para fines de 2050 la mitad la economía mundial se establecerá u operará en el metaverso.
Aportando claridad y autoridad a un concepto emocionante, este libro brinda las claves para entender una tecnología que no solo generará billones de dólares, sino que impulsará una remodelación radical de la sociedad como de hecho lo hizo internet.
A pesar de los orígenes de internet como un bien público, la gran tecnología se ha vuelto cada vez más poderosa: controla una parte cada vez mayor de lo que hacemos, cómo lo hacemos y las tarifas que pagamos; con el metaverso esta fuerza aumentará aún más, por lo tanto, ¿deberíamos pensar en el metaverso como nuestro futuro sistema operativo? ¿El metaverso significa que habrá alguien que programará el plano paralelo de nuestra existencia?
El hilo que desprende la madeja para encontrar la respuesta se encuentra en el libro de Ball que está desarrollado en tres partes: ¿Qué es el Metaverso?, Construyendo el Metaverso y ¿Cómo el Metaverso revolucionará todo?
En estos apartados se escribe que “habrá muchas guerras por la supremacía en este metaverso y sobre él. Se librarán entre los gigantes tecnológicos y las nuevas empresas que surjan a través del hardware, los estándares técnicos y las herramientas, así como los contenidos, las carteras digitales y las identidades virtuales. Esta lucha estará motivada por algo más que el potencial de ingresos o la necesidad de sobrevivir al cambio del metaverso”. ¿Será posible?
La respuesta indica que sí, porque como dice el autor, “el metaverso está surgiendo en un momento en el que las mayores plataformas tecnológicas verticales y horizontales ya han establecido una enorme influencia en nuestra vida, así como en las tecnologías y modelos de negocio de la economía moderna. Este poder refleja, en parte, los bucles de retroalimentación profundizados en la era digital”.
Sin embrago, Matthew Ball dice que “mientras las mayores corporaciones del mundo y las startups más ambiciosas se dedican al metaverso, es esencial que nosotros —usuarios, desarrolladores, consumidores y votantes— comprendamos que tenemos capacidad de decisión sobre nuestro futuro y la posibilidad de restablecer el statu quo. Sí, el metaverso puede parecer desalentador y aterrador, pero también ofrece la oportunidad de acercar a la gente, de transformar industrias que se han resistido durante mucho tiempo a la disrupción y que deben evolucionar y de construir una economía global más igualitaria. Esto nos lleva a uno de los aspectos más emocionantes del metaverso: lo poco que se entiende hoy en día”.