El crecimiento económico de Corea del Sur y México. Se vale copiar

Elevadas tasas de inversión, la rapidez con que se redujo la natalidad y la elevada inversión en capital humano —principalmente del sector privado— permitieron la rápida expansión de la educación superior en Corea del Sur y con ésta un desarrollo económico que ubica al país asiático en el lugar 29 versus México que está en el 73, no obstante que en 1980 el PIB per cápita de nuestro país era casi el triple. ¿Qué ha hecho que no hemos hecho nosotros?
Por Daniel Flores Curiel
En el año 2018 escribí un libro (Corea del Sur y México: Lecciones para el desarrollo económico) con el fin de contrastar el desempeño de Corea del Sur y México entre 1960 y 2015. El libro repasaba varios elementos clave en el despegue económico coreano. Entre otros, destacaba la reforma agraria coreana; el sistema educativo; el papel del gobierno en la economía y la decisión temprana de orientarse hacia el exterior.

Cinco años después escribí un nuevo libro con información reciente de las economías de Corea del Sur y México, incluyendo la forma en que enfrentaron la pandemia. Además, traté de enfatizar y medir la importancia que tiene la inversión en capital físico y humano para el desarrollo económico de México. Finalmente, entrevisté a economistas mexicanos y coreanos para indagar sobre los problemas más importantes que enfrenta cada país. Así, llegué a las conclusiones que presento a continuación.

LAS CAUSAS DEL CRECIMIENTO
El desarrollo económico de Corea del Sur es notable cuando se compara con México. De acuerdo con las cifras del FMI, al inicio de la década de 1980 el PIB anual per cápita (ajustado por la paridad del poder de compra) era de $2,170 dólares internacionales en Corea del Sur, mientras que en México de $5,980 dólares. En 2020, las cifras correspondientes —en términos corrientes— eran aproximadamente de $44,820 dólares en Corea del Sur y $19,170 en México. Ello ubica a Corea del Sur en el lugar 29 del mundo entre países como Francia y Reino Unido. En contraste, México se ubica en el lugar 73 acompañado con países como Maldivas y Serbia.

Las causas del crecimiento de Corea del Sur no son un secreto. Se debió a la manera en que acumularon capital físico y humano, así como a la práctica de políticas económicas sensatas —es decir, aquellas que facilitan lo anterior— durante varias décadas. Lamentablemente, en México la economía se encuentra estancada. Parecería que no hemos aprendido las lecciones que arroja la experiencia exitosa de Corea del Sur. Por el contrario, las decisiones de política en materia económica nos alejan de ese camino. Por ello, la brecha en el desarrollo económico entre estos dos países se ha ampliado en los últimos años.

TRES RAZONES
¿Por qué la economía y los salarios crecieron tanto en Corea del Sur y no en México? La clave es entender que el producto por trabajador —es decir, la productividad— creció aceleradamente en el primer país y no en el segundo. Detrás de esta diferencia destacan tres elementos: (1) las elevadas tasas de inversión —que permitieron la acumulación de capital— en Corea del Sur; (2) la rapidez con que se redujo la natalidad en ese país; y (3) la elevada inversión en capital humano —principalmente del sector privado— que permitió la rápida expansión de la educación superior en el país asiático.

Los primeros dos elementos —una elevada tasa de inversión y una baja tasa de natalidad— permitieron una rápida acumulación de capital —es decir, máquinas, herramientas e infraestructura— por trabajador en Corea del Sur. Los datos de Penn World Table indican que, en los últimos 60 años, el acervo de capital por trabajador en Corea del Sur se multiplicó por 14.5. En contraste, en México solamente se multiplicó por 1.8. Más aún, el capital por trabajador no crece desde la década de 1980 en México. Por lo tanto, la productividad se mantiene estancada y lo mismo sucede con los salarios.

Y SI HUBIÉRAMOS…
¿Qué tan importante ha sido cada una de estas cosas? Para contestar esta pregunta, usamos un modelo de crecimiento estimado con datos de la economía mexicana entre 1960 y 2019. De esta manera, simulamos lo que hubiera pasado en México con las tasas de crecimiento de la población, el capital humano y el capital físico que experimentó Corea del Sur en esos años.

Si la tasa de crecimiento poblacional en México hubiese caído más rápidamente —como ocurrió en Corea del Sur— ello habría permitido que la fuerza laboral creciera más lentamente y se acumulara más capital por trabajador. En tal caso, el PIB por trabajador en México se estima habría sido un 24.2% mayor que el observado al final del periodo. Por otra parte, si la tasa de crecimiento del capital humano hubiese sido la observada en Corea del Sur, aun y cuando la población creciera a la velocidad que lo hizo, el PIB por trabajador en México al final del periodo que se calcula habría sido un 33.5% más alto que el observado.

Las causas del crecimiento de Corea del Sur no son un secreto. Se debió a la manera en que acumularon capital físico y humano, así como a la práctica de políticas económicas sensatas durante varias décadas
Una buena parte de las diferencias en el crecimiento económico de los dos países se debieron a las diferencias en las tasas de inversión observadas a lo largo del tiempo. Mientras en Corea del Sur esta tasa se ubica normalmente por encima del 30% del PIB, en México ronda el 20%.
Finalmente, si el capital físico hubiese crecido a las tasas que creció en Corea del Sur a lo largo del periodo, el PIB por trabajador en México habría sido un 110.5% más alto que el observado al final del periodo.

En conclusión, una buena parte de las diferencias en el crecimiento económico de los dos países se debieron a las diferencias en las tasas de inversión observadas a lo largo del tiempo. Mientras en Corea del Sur esta tasa se ubica normalmente por encima del 30% del PIB, en México ronda el 20%.

Dada la importancia que tiene la acumulación de capital físico para el crecimiento económico, se estimó que se necesitan tasas de inversión superiores al 25% para que el PIB por trabajador empiece a crecer de manera sostenida en el país. Por supuesto, para crecer como lo hizo Corea del Sur se necesitan tasas todavía mucho mayores.

INQUIETUDES MUY DISTINTAS
México es percibido internacionalmente como un país atractivo para la inversión por su ubicación geográfica, estabilidad económica y acceso preferencial —resultado del acuerdo comercial— al mercado norteamericano. Además, los conflictos comerciales entre Estados Unidos y China hacen todavía más atractivo a México como destino para la inversión extranjera. Sin embargo, algunas políticas públicas y cambios legales —en especial los ocurridos recientemente en el sector de la energía con el fin de favorecer a la empresa del gobierno— han afectado el clima de inversión en el país.

Mientras los indicadores que miden la calidad de los gobiernos tienden a mejorar y ubican a Corea del Sur como un país cuyo gobierno se asemeja al que tienen los países de ingreso alto, los indicadores de México son bajos y tienden a deteriorarse. Destacan tres problemas graves: inseguridad pública, libre Estado de Derecho y corrupción.

En estos tres aspectos, México tiene indicadores similares a los que tienen países cuyo ingreso es mucho más bajo que el nuestro. Además, entre los indicadores que han sufrido un mayor deterioro se destaca el índice de la calidad regulatoria. Por lo tanto, no debe extrañar la caída que ha sufrido la inversión privada en el país.

Un ejemplo contrastante en la calidad de las políticas públicas es la actuación de las autoridades y los resultados obtenidos ante la pandemia —tanto en términos de salud como económicos— en Corea del Sur y México. El país asiático consiguió contener la propagación del virus en su territorio durante los meses previos a la vacunación y, por lo tanto, pudo mantener las actividades abiertas durante buena parte del tiempo con un riesgo bajo para su población. Por el contrario, México fue uno de los países más afectados por la pandemia en todo el mundo. La estrategia que siguió la autoridad permitió que se propagara el virus con rapidez antes de la vacunación. En consecuencia, ocurrieron una gran cantidad de muertes y el cierre de actividades económicas por un tiempo largo.

Los economistas mexicanos y coreanos tienen inquietudes muy distintas en la actualidad. Para los economistas mexicanos, es apremiante resolver problemas estructurales básicos como la inseguridad; la pobreza; y, la desigualdad y, al mismo tiempo, procurar condiciones para atraer inversión y generar crecimiento económico. Por su parte, los economistas coreanos están pensando en problemas coyunturales como la inestabilidad financiera y los precios de la energía eléctrica. Sin embargo, también tienen en mente un par de asuntos de carácter estructural: el envejecimiento de la población y cómo asumir una posición de liderazgo mundial en ciencia y tecnología.

Es evidente que México requiere —para desarrollarse económicamente como lo ha hecho Corea del Sur a lo largo de los años— de mucha mayor inversión en la formación de capital físico y humano. En esencia, ello implica generar un ambiente propicio para la inversión privada (nacional e internacional) en condiciones de mayor competencia, así como una mejor planeación, ejecución y evaluación de la inversión y las políticas públicas. Sin embargo, es difícil que ello ocurra en tanto no exista una mejora sustancial en los servicios básicos de seguridad pública (la protección de las personas y sus propiedades), justicia, educación y salud.
*Profesor en la Facultad de Economía de la UANL. Autor de artículos de investigación en revistas nacionales e internacionales de economía. Ha publicado libros como La Economía Mexicana en 19 Miradas, La Economía Informal: Estimaciones, Comportamiento y Potencial Recaudatorio y La industria de las bebidas no alcohólicas en México, además del que dio origen a este artículo.

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.
daniel.florescr@uanl.edu.mx

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