Las remesas representan el 24% del PIB de El Salvador y más de 3% de India y México.
texto En el país un reciente estudio del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) señala que van del 10 a 14% del PIB de los estados de Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Chiapas y Zacatecas, y en esta última entidad
el municipio de Fresnillo depende fuertemente de las remesas para su economía local.
Esto nos lleva a considerar, desde una perspectiva que va de lo macro a lo micro, la importancia de las remesas en el país, que de acuerdo con el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2024 marcarían un récord, a pesar de tener el crecimiento más bajo de los últimos años, ya que los países de la región registrarían 161 mil millones de dólares por concepto de remesas, un crecimiento del 5% respecto del 2023.
Lo anterior debido, según indica el BID, a la menor movilidad laboral registrada en 2023 y a un menor crecimiento del mercado laboral para las personas migrantes en el exterior, acompañados por una mejora relativa en las economías de los países receptores de Centroamérica y México, que disminuye las necesidades de los beneficiarios.
No obstante el argumento del BID,
las remesas son un ingreso importante para las familias mexicanas que dependen en mayor o menor medida de lo que les envían de Estados Unidos y que ahora está en riesgo de verse reducido por el posible impuesto de 3.5% que partió de una base del 5% a las remesas enviadas desde aquel país por personas físicas que no sean ciudadanos americanos, aun cuando tengan visa de residente y paguen impuestos sobre sus ingresos.
Este tema es motivo de debate porque es claro que hay un
trato desigual entre los extranjeros que residen legalmente en Estados Unidos y que cumplen con sus obligaciones fiscales, respecto a los que están de manera irregular en ese país y no pagan impuestos sobre sus percepciones. Además, porque habría un
trato diferenciado entre las remesas enviadas a través del sistema bancario con relación a otras instituciones como las remesadoras, pudiendo desatar conflictos legales en caso de su aprobación.
RETROCESO EN LA SEGURIDAD
El impuesto de 3.5% a los envíos de remesas desde Estados Unidos que ya aprobó la Cámara Baja de Estados Unidos
reconfiguraría el mercado de remesas, orillando a los migrantes a enviar el dinero por vías alternas o no tradicionales como los encomenderos o las criptomonedas, lo cual
incrementaría los costos y los riesgos de estos envíos.
De acuerdo con el Banco de México, 99.1% de las remesas que llegan a México se hace vía transferencia, lo que quedó registrado en 2024 con el envío de 64 mil 745 millones de dólares. La Profeco hizo un ejercicio durante las primeras semanas de mayo tomando en cuenta la propuesta inicial del 5%, a partir de la cual
el costo promedio por enviar 350 dólares de Estados Unidos a México fue de casi 6 dólares, con el impuesto sobre el monto enviado incrementaría a 17.50 dólares, elevando el gasto total a 23.50 dólares por envío, destacó esa fuente.
Si tomamos en cuenta el uso de las remesas que señala el
BID: manutención que incluye gastos cotidianos de comida, vivienda, transporte, entre otros, seguido de gastos médicos y otros conceptos mencionados por más de la mitad de los encuestados, entre los que se encuentran educación, ahorros, negocios e inmuebles,
el aumento del 3.5% impactaría fuertemente en varios municipios del país como Fresnillo que depende de esos envíos.
¿FRENO A LA INCLUSIÓN FINANCIERA?
El impuesto también afectaría a la inclusión financiera en México, porque
las remesas han demostrado ser un factor clave para mejorarla, especialmente para las poblaciones más vulnerable ya que esos envíos contribuyen a la demanda de servicios financieros formales, como cuentas bancarias, créditos y seguros, también promueven el ahorro, lo que en conjunto puede generar interés por la educación y alfabetización financieras, contribuyendo así a ayudar a las personas a tomar decisiones financieras más informadas.
Respecto a los esfuerzos que se han hecho para lograr la inclusión financiera en el país, en cuanto al tema de las remesas, al inicio de la década de los años 2000,
la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de México crearon un sistema de transferencia directa llamado
Directo a México que podía ser operado por cualquier banco o cooperativa de crédito estadounidense a nombre de sus clientes. Por estos servicios la Profeco publicó una herramienta de comparación de tarifas para estimular la competencia en el mercado de remesas.
Después las
fintech hicieron lo propio fomentando las transferencias de manera digital y sin necesidad de usar efectivo, reduciendo así los costos del envío de dinero cuando este se deposita automáticamente en una cuenta bancaria o de una fintech.
No obstante que en México el gobierno adoptó en 2016 la Política Nacional para la Inclusión Financiera, esta no ha llegado a un nivel que contribuya a la eliminación de la pobreza extrema y la promoción de oportunidades económicas, acciones que forman parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU.
Ahora, ¿qué sigue? ¿Esperar a que el Senado de Estados Unidos apruebe? Mientras tanto,
plantear por qué las remesas son importantes en el sentido del título de este artículo, con énfasis en retroceso en la seguridad y un freno para la inclusión financiera es un tema que al IMEF le importa y mucho.
El interés es por contribuir al desarrollo social y financiero de la población, en especial de los grupos más vulnerables, de ahí que este año este reuniendo talentos y esfuerzos para presentarlos en la
Ponencia IMEF 2025 Educación financiera e inclusión como elementos del desarrollo económico, de la que periódicamente vamos dando cuenta en este News IMEF y otros canales del Instituto para contextualizar el tema en el marco de las coyunturas, como es este caso.