Al hacer la evaluación anual de México, tras la visita de una misión compuesta por personal técnico del organismo que preside Kristalina Georgieva, puso de manifiesto que la trayectoria fiscal planificada para 2024 es excesivamente procíclica.
En el documento se señala que las presiones presupuestarias derivadas de los menores ingresos se ven agravadas por un aumento del gasto corriente, es decir, salarios, pensiones y gasto social, así como por un mayor gasto para completar proyectos emblemáticos de inversión.
El Fondo Monetario Internacional toma en cuenta el déficit en la brecha entre ingresos y gastos que implicarán un mayor endeudamiento como parte de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP), que equivalen a 5.4% del Producto Interno Bruto (PIB).
Indicó que eso representa un impulso fiscal de 2.4% del PIB potencial, lo que incentiva la demanda en un momento en que la economía está operando por encima de su potencial y la inflación aún no ha vuelto a la meta del banco central.
“Es probable que esto conduzca a una trayectoria más alta para las tasas de interés, una moneda más fuerte, una relación deuda/PIB más alta y una caída de la inflación más lenta”, advirtió. Alertó que para la siguiente administración eso implica retos para llevar a cabo una gran consolidación fiscal en 2025 que ejercerá un lastre sobre el crecimiento, revirtiendo el impulso esperado en 2024.
Cumplir estos objetivos requeriría medidas fiscales sustanciales de alrededor de 2.25% del PIB, consideró el FMI al señalar que en su mayoría tendrán que ser medidas relacionadas con el aumento de los ingresos no petroleros, como eliminar la tasa cero del IVA y racionalizar las exenciones, ampliar el impuesto a la renta para personas físicas y aumentar el impuesto predial.
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