López Obrador prometió que la economía mexicana crecería en un promedio de casi 5% durante el sexenio. Pero la expansión rondará en un promedio de 1.1 por ciento. Desde luego, hay que considerar el choque inesperado de la pandemia que marcó una recesión de -8.6% en 2020, pero que podría haberse atenuado si el gobierno no se hubiese entercado en no implementar una política contracíclica temporal del gasto público.
El promedio de los analistas espera un crecimiento del PIB de 2.4% para 2024 y una tasa para 2025 de una desaceleración a 1.8%, preocupante para el primer año de una nueva administración. El fenómeno de la relocalización de empresas y cadenas productivas (nearshoring) puede representar una oportunidad para el crecimiento. Sin embargo, falta que se consoliden todavía muchos factores para garantizar la atracción de empresas e inversión como, por ejemplo, la infraestructura de agua, electricidad y conectividad, y el respeto a los contratos y al Estado de derecho. En la pasada Convención Bancaria, la candidata Gálvez mostró plena conciencia de lo que representa esta oportunidad y ofreció garantías y compromiso al respecto. La candidata Sheinbaum, en cambio, apenas y lo comentó superficialmente y sin asumir un compromiso firme. Por ejemplo, no mencionó al Estado de derecho. Xóchitl expresó con claridad que el crecimiento económico es la única vía para la prosperidad de las familias y las empresas.
La otra herencia negativa que dejará la 4T es el desequilibrio de las finanzas públicas. El actual gobierno contempla un déficit total de casi 6% del PIB, con un deterioro en el balance primario a un déficit de 1.4% del PIB. El gasto público crecería de 24.9% del PIB en 2019 a 30.3% en 2024. No obstante, en el documento reciente de Precriterios se habla de un ajuste draconiano en las finanzas para 2025: reducción del déficit a la mitad, a 3% del PIB, y un ajuste de 2.3% del PIB en el déficit primario para alcanzar un superávit de 0.9% del PIB.
El paquete económico, incluido el presupuesto para 2025, lo someterá el nuevo gobierno a más tardar el 15 de noviembre. Si Sheinbaum es triunfadora, prácticamente asumirá los Precriterios, más aún, si mantiene como secretario a Ramírez de la O como lo ha indicado. Pero si la ganadora es Xóchitl, los Precriterios se van a la basura y se tendrá la oportunidad de plantear un paquete y presupuesto viable y sensato.
En la mencionada convención se les preguntó a ambas candidatas si propondrían una reforma fiscal. Sheinbaum tajantemente dijo que no sería necesario, ya que aún hay espacio para aumentar ingresos en aduanas y por la vía de la digitalización y simplificación de trámites. Gálvez indicó que la fórmula para generar mayores ingresos es un mayor crecimiento económico. Parafraseo a la candidata: “La mejor reforma tributaria es el crecimiento económico”.
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* Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.
X: @frubli
Este artículo se publicó originalmente en el periódico
El Economista el 23 de marzo de 2024.
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