México, de usuario a pionero estratégico en inteligencia artificial

La inteligencia artificial (IA) dejó de ser una promesa futurista para convertirse en el eje de la competitividad global. Hoy, su impacto trasciende la automatización: redefine modelos de negocio, transforma cadenas de valor y exige nuevas capacidades en todos los niveles. Para México, el desafío no es solo adoptarla, sino desarrollar soluciones propias que impulsen productividad, inclusión y soberanía tecnológica.
Por Sofía Gamboa de la Parra
De acuerdo con el CIO Playbook 2025 de IDC y Lenovo el mercado mexicano de IA alcanzará 450 millones de dólares en 2025, creciendo 2.4 veces respecto a 2024, y se proyecta que llegue a 65,400 millones de dólares en 2030, con una tasa anual compuesta de 33.8% según Grand View Research.

Actualmente, 38% de las empresas mexicanas ya utiliza IA, lo que equivale a más de 2 millones de negocios, y 83% reporta incrementos en ingresos de hasta 16%, mientras que 88% observa mejoras en productividad, de acuerdo con el estudio Desbloqueando el Potencial de la IA en México 2025 de AWS. Sin embargo, solo 3% ha alcanzado un nivel transformador, creando sistemas personalizados y avanzados, lo que evidencia una oportunidad estratégica para evolucionar de la adopción básica hacia la innovación estratégica.

IMPACTO EN EL EMPLEO Y LA COMPETITIVIDAD
La IA está reconfigurando el mercado laboral mexicano. Sectores como manufactura, logística, salud y servicios financieros ya integran algoritmos para optimizar procesos, reducir costos y mejorar la experiencia del cliente. Esto implica una doble realidad:

Riesgo. Hasta el 48% de los empleos en México son susceptibles de automatización, especialmente en tareas rutinarias y de baja calificación, según la CEPAL y otros estudios académicos recientes. Sin políticas de recualificación, la informalidad podría aumentar y los salarios deprimirse.

Oportunidad. La IA puede generar empleos de alta especialización en ciencia de datos, ética digital, ciberseguridad y diseño de soluciones inteligentes. La clave está en educación y movilidad ocupacional para evitar una brecha social más profunda.

DE LA ADOPCIÓN A LA ESTRATEGIA
México ocupa hoy una posición intermedia en América Latina: es un adoptante activo, pero no líder en desarrollo. El Índice Latinoamericano de IA lo ubica en sexto lugar, detrás de Brasil y Chile, que ya cuentan con marcos regulatorios robustos y ecosistemas de innovación consolidados. Sin embargo, el panorama está cambiando:

De acuerdo con el gobierno, el Plan México considera inversiones estratégicas de alrededor de 4 mil 800 millones de dólares en centros de datos en Querétaro (CloudHQ), que darán capacidad para procesamiento de datos y aplicaciones de IA a gran escala. Según IDC y Grand View Research, México podría atraer más de 9 mil millones de dólares en proyectos de IA en los próximos años, equivalentes al 1% del PIB, impulsados por hubs tecnológicos y centro de datos.

Convertirnos en pioneros exige infraestructura digital, talento especializado y soberanía tecnológica. No basta con consumir tecnología: debemos crearla. Por ello es urgente que México articule una estrategia nacional que combine inversión, regulación y formación de capital humano. Actualmente, startups mexicanas lideran la adopción con soluciones en salud digital, fintech y automatización, mientras que las universidades amplían la oferta académica en IA y ciencia de datos.

PEF 2026 Y CAMBIOS FISCALES: ¿CÓMO IMPACTAN LA IA?
El Paquete Económico 2026 proyecta ingresos históricos y fortalece la fiscalización digital, lo que tiene implicaciones directas para el ecosistema tecnológico y la adopción de IA a través de tres acciones con su consecuente impacto:



INVERSIÓN Y COMPETITIVIDAD
La IA será uno de los principales catalizadores de inversión en México durante la próxima década. Estudios de Accenture estiman que la IA puede incrementar hasta 2.8% del PIB nacional y mejorar la productividad entre 11.3% y 17%, siempre que exista una política pública que articule inversión, talento y regulación. Además, la llegada de capital extranjero y nacional no solo debe enfocarse en hardware y software, sino en valor social, lo que posicionaría a México como líder regional y referente en innovación tecnológica a través de:

Generación de empleo especializado en ciencia de datos, ciberseguridad y ética digital.

Transferencia tecnológica mediante alianzas con universidades y centros de investigación.

Desarrollo de capacidades locales para reducir dependencia de proveedores internacionales.

No obstante, el riesgo es claro: si México no acelera la adopción y desarrollo propio, quedará rezagado frente a economías que ya legislan e invierten agresivamente en IA, profundizando la brecha digital entre grandes corporativos y Pymes. La oportunidad está en convertir la IA en política de Estado, con incentivos fiscales, marcos regulatorios claros y programas de formación que permitan que la inversión se traduzca en competitividad sostenible.

La IA no es solo una tendencia tecnológica: es el nuevo eje de la competitividad global y una política de Estado en potencia. México se encuentra en una encrucijada histórica. El mercado crecerá de 450 millones de dólares en 2025 a 65,400 millones en 2030, y puede aportar hasta 2.8% del PIB si se implementa con visión estratégica. Sin embargo, el riesgo también es evidente: 48% de los empleos son susceptibles de automatización, y sin políticas de recualificación y regulación, la brecha social y digital se profundizará.

El Plan México, el Paquete Económico 2026 y las reformas al Código Fiscal son señales de que la digitalización y la fiscalización avanzan. Pero falta lo esencial: una estrategia nacional de IA que articule inversión, regulación y talento, con incentivos claros para empresas, protección de derechos y mecanismos que fomenten innovación sin frenar la competitividad.

La oportunidad está en nuestras manos. Si logramos que la inversión en IA se traduzca en valor social, es decir en empleos especializados, transferencia tecnológica y desarrollo de capacidades locales, México puede posicionarse como líder regional y referente global. Si no actuamos, quedaremos rezagados frente a economías que ya legislan, invierten y capitalizan la IA como motor de crecimiento.

El llamado es claro: empresarios, reguladores y academia deben construir juntos un ecosistema que no solo consuma tecnología, sino que la cree. La pregunta no es si debemos innovar, sino cómo y con qué velocidad lo haremos. El futuro no espera.
México ocupa hoy una posición intermedia en América Latina, pero podría atraer más de 9 mil millones de dólares en proyectos de IA en los próximos años, equivalentes al 1% del PIB, si impulsa los hubs tecnológicos y centro de datos.
Para que México se convierta en pionero en IA requiere infraestructura digital, talento especializado y soberanía tecnológica, lo que implica una estrategia nacional que combine inversión, regulación y formación de capital humano.
*Socia de SBM Agencia Estructuración Financiera, SIV Consultoría y Vantech. Cofundadora de Puente Negocios. Imparte cátedra en el MBA y en la Escuela de Negocios del Sistema Tecnológico de Monterrey, así como en la Asociación Mexicana de Inversionistas. Es columnista en medios como El Financiero (Factor Fintec), Mundo Ejecutivo, IMEF News, Pulso Pyme.
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