Como resultado de, entre otros factores, la mayor escolaridad de las mujeres, así como su también mayor participación en el mercado laboral, el costo de oportunidad de tener hijos ha aumentado, lo que se ha traducido en una menor tasa de fertilidad. Así, mientras que en 1960 ésta fue de 6.77, para el año 2020 ya había caído a 2.10 y el año pasado se redujo a 2.08.
Esta menor tasa de fertilidad se ha reflejado en una significativa caída en el número de nacimientos anuales. Así, a partir del número máximo registrado en 1992 con 2 millones 418,569 nacimientos, estos han caído en cada año subsecuente. Cabe destacar que entre el año 2010 y el año 2021 el número de nacimientos cayó en 30%, de forma tal que para el año 2021 solo fueron 1 millón 171,953.
De esta dinámica demográfica destaco aquí dos implicaciones. La primera es lo relativo al sistema educativo nacional. La menor tasa de fertilidad y de natalidad implican un cambio en la estructura de la demanda de servicios educativos, reduciéndose paulatinamente la demanda en los primeros años escolares y aumentando en los niveles más avanzados. Esto implica que las autoridades educativas tienen que estar conscientes de que es necesario iniciar desde ya un proceso de capacitación de los profesores para que puedan ser capaces de enseñar en los niveles más avanzados. El descuido y la negligencia de este gobierno respecto del sistema educativo nacional hacen que esto sea, por lo pronto, una misión imposible de cumplir. El costo de no hacerlo será una reducción en la de por sí muy baja calidad del servicio educativo y el encarecimiento del proceso de crecimiento futuro de la economía, lo que dificultaría reducir la incidencia de pobreza.
La segunda implicación es que la conjunción de ambos fenómenos de esta dinámica poblacional se han traducido en que durante las últimas dos décadas el índice de dependencia laboral ha caído. La reducción de este índice que se mide como la relación de la suma de la población de hasta 15 años de edad y los mayores de 65 como porcentaje del número de individuos entre estos dos límites, es decir mayores de 15 y menores de 65, es lo que se conoce como la “ventana de oportunidad demográfica” y que implica que ha habido cada vez más gente en edad laboral “manteniendo” a los niños y jóvenes en edad escolar y a los retirados.
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Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.
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Este artículo se publicó originalmente en el periódico
El Economista el 3 de octubre de 2022.