Presupuesto: el juego de jalar la cobija

En el Paquete Económico 2025, la SHCP plantea una meta para el balance primario (que excluye los costos financieros) realmente ambiciosa de un superávit de 0.6% del PIB comparado con un déficit este año de 1.4% del PIB. Es un ajuste brutal de 2% del PIB del balance primario que es muy difícil de lograr.
Por Federico Rubli Kaiser
Ya se había advertido que el Presupuesto Federal para 2025 sería austero en reacción al desbordado gasto de 2024. El Paquete Económico 2025 plantea un ajuste en el déficit total (conocido como RFSP) de 5.9% del PIB en 2024 a 3.9%. (Los Precriterios de abril proponían una reducción a 3%). Aun así, debido a los supuestos del marco macroeconómico demasiados optimistas, el cumplimiento de esa meta se ve difícil.

La SHCP proyecta un crecimiento del PIB de entre 2% y 3%, cuando los analistas del sector privado lo estiman cercano a 1.1%. Al sobreestimar el crecimiento, se sobreestiman los ingresos públicos del presupuesto. Para cumplir con el ajuste al déficit, los menores ingresos se tendrían que compensar con reducciones al gasto. El presupuesto se convierte en un juego de jalar la cobija.

El sector público federal estima obtener un total de 9.30 billones de pesos de ingresos en 2025. Esto representa una reducción de (-)3.3% en términos reales respecto a los recursos previstos por la SHCP para el cierre de este año (9.22 billones de pesos). De este monto, 1.25 billones de pesos (13.4% de los ingresos totales) corresponden a ingresos derivados de financiamientos y 8.06 billones de pesos (86.6% de los ingresos totales) a ingresos presupuestarios.

Los ingresos presupuestarios incluyen los tributarios y no tributarios (contribuciones por mejoras, derechos, productos y aprovechamientos), los provenientes de organismos y empresas (CFE, IMSS e ISSSTE) y los petroleros.

Respecto a los últimos, tanto Pemex como el Gobierno Federal obtendrían en conjunto 1.14 billones de pesos de ingresos petroleros en 2025, monto 4.4% mayor al aprobado para 2024 (1.05 billones de pesos). Los ingresos de Pemex crecerían 7.2%, mientras que los ingresos del Gobierno Federal disminuirían (-)3.4%. Dada la situación de Pemex, aquí tal vez habría que jalar la cobija.

SUPUESTOS OPTIMISTAS
La SHCP plantea una meta para el balance primario (que excluye los costos financieros) realmente ambiciosa de un superávit de 0.6% del PIB comparado con un déficit este año de 1.4% del PIB. Es un ajuste brutal de 2% del PIB del balance primario que es muy difícil de lograr.

Otro supuesto optimista de la SHCP es la inflación anual al contemplarla en 3.5% frente al consenso de los analistas privados de alrededor de 4 por ciento. Finalmente, el supuesto más optimista del paquete es esperar un tipo de cambio de 18.50 pesos/dólar para finales de 2025. Es decir, una apreciación en 12 meses cercana al 8%.

Si la depreciación es mayor, el saldo y servicio de la deuda externa en pesos será mayor. El tipo de cambio planteado resulta bastante irreal en vista de la incertidumbre interna y externa que prevalecerá en el año.

Con esos supuestos optimistas de crecimiento, inflación y tipo de cambio, el gobierno claramente no está contemplando la posibilidad de que Trump imponga aranceles, ni considera que la Presidencia de Trump pueda implicar un shock político y económico más profundo para México.

Al sobreestimar el crecimiento, se sobreestiman los ingresos públicos del presupuesto. Para cumplir con el ajuste al déficit, los menores ingresos se tendrían que compensar con reducciones al gasto.
Con supuestos optimistas de crecimiento, inflación y tipo de cambio, el gobierno claramente no está contemplando la posibilidad de que Trump imponga aranceles, ni considera que su Presidencia pueda implicar un shock político y económico más profundo para México.


MENOS ES MÁS, ¿APLICA AQUÍ?
Las asignaciones presupuestales por ramo administrativo resultan en una desproporción distorsionante. Hay reducciones muy fuertes en Defensa, Seguridad y Salud (4, 36 y 34%, respectivamente) y enormes incrementos en Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (57%) y Desarrollo Territorial (183% debido al ambicioso programa de vivienda).

El gasto en pensiones (contributivas y no contributivas) continuará siendo un rubro significativo, al abarcar 2.2 billones de pesos (6% del PIB) y que absorberá 23.5% del gasto total neto. Sólo a la pensión del bienestar de adultos mayores le corresponden cerca de 480,000 millones de pesos. La reciente medida de otorgarles a las mujeres de 60 a 64 años la pensión del bienestar costará cerca de 15,000 millones de pesos.

El paquete 2025 pretende, con dificultad, corregir desequilibrios presentes, pero no plantea una sostenibilidad a mediano plazo de las finanzas públicas. Para ello, es indispensable lo que se ha reiterado una y otra vez, pero que AMLO y la presidenta han negado sistemáticamente: una reforma fiscal integral para mejorar la estructura tributaria y optimizar el gasto. Si tuviéramos un Congreso responsable e independiente, exigiría lo anterior. Desafortunadamente su comportamiento no permite espacio para ese optimismo.
*Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista.
Este artículo es una versión ampliada del publicado el 19 de noviembre en el periódico El Economista.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.

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