Los mercados financieros iniciaron agosto con una amplia volatilidad global y un sentimiento de aversión al riesgo. Las preocupaciones sobre una desaceleración económica más fuerte en Estados Unidos crecieron tras un reporte laboral débil.
Las cifras de julio mostraron una menor creación de empleos a la esperada (114K vs 175Ke), aunado a revisiones a la baja de 29K en los dos meses previos. Además, la tasa de desempleo incrementó significativamente a 4.3% desde 4.1%, alejándose del nivel de pleno empleo (4.0%). Esto provocó que los inversionistas consolidarán sus expectativas de más recortes por parte del Fed y un fuerte apetito por activos considerados como de refugio valor. Así, el oro repuntó a máximos históricos al superar 2,470 dólares por onza troy, acumulando una ganancia de 20% en lo que va del año.
En los últimos días, la calma ha regresado a los mercados financieros, aunque prevalece la cautela. El índice de volatilidad VIX, también conocido como “el indicador de miedo de Wall Street” se estabilizó en 17 puntos después de alcanzar un pico de 65 puntos en el intradía del 5 de agosto. Vale la pena señalar que el promedio de 12 meses de dicha métrica se ubica en 15 puntos.
Bajo esta coyuntura, los inversionistas se han mantenido muy atentos a la evolución de las cifras económicas ante la alta sensibilidad de los activos financieros. El reporte de inflación en EE. UU. publicado el 14 de agosto se mantuvo en línea con las expectativas del consenso y reforzó la reciente tendencia de desinflación por lo que no agregó más ruido en los mercados.
La inflación de julio resultó en 0.2% m/m, con la subyacente también en 0.2%. Con ello, las comparaciones anuales disminuyeron a 2.9% y 3.2%, respectivamente, desde 3.0% y 3.3%, en el mismo orden. Al interior, los bienes siguen apoyando la tendencia a pesar de que los servicios se presionaron en el margen.
En este contexto, el mercado está convencido de que la Reserva Federal realizará su primer recorte en la reunión de septiembre, aunque el debate continúa en la magnitud del movimiento. La curva incorpora un ajuste de -34pb desde -29pb al cierre de julio y un total para el año de -104pb desde -72pb.
La recalibración de expectativas también se reflejó en un rally en los bonos soberanos liderado por los Treasuries, extendiendo las ganancias del mes previo. La curva de rendimientos norteamericana se empinó con fuerza nuevamente como resultado de mayores ganancias en el extremo corto de hasta 35pb.
La Nota de 2 años cotizó en mínimos de poco más de 12 meses en 3.88% y la referencia de 10 años se ubicó por debajo de 4.00% por primera vez en seis meses. De igual forma, los Bonos M promediaron ganancias de 35pb, incluso llegando a cotizar por debajo de dos desviaciones estándar de su promedio móvil de 90 días.
En el mercado cambiario, el dólar se debilitó a mínimos de cuatro meses permitiendo avanzar a la mayoría de las divisas desarrolladas y emergentes. Sin embargo, el peso mexicano se separó de sus pares al caer 0.2% en lo que va del mes a 18.65 por dólar, a pesar de recuperar terreno desde niveles de 20.22 el 4 de agosto.
Vale la pena señalar que la divisa mantuvo una correlación negativa con el yen japonés que se posicionó como una de las monedas más fuertes del G10 ante el alza en las tasas de interés por parte del banco central de Japón. Esto último, obligó a los inversionistas a reconsiderar sus estrategias de carry trade, culminando en una ola de liquidación a la que el peso fue altamente sensible.
En los últimos días, la calma ha regresado a los mercados financieros, aunque prevalece la cautela. El índice de volatilidad VIX, también conocido como “el indicador de miedo de Wall Street” se estabilizó en 17 puntos después de alcanzar un pico de 65 puntos en el intradía del 5 de agosto.