Platiqué con Arturo Sánchez, Consejero del INE en el periodo de 2003 a 2010; para él hubo varias sorpresas y la primera fue la baja participación ciudadana, lo que se ve como una reducción y un paso atrás. “Entiendo que somos más mexicanos, que es un padrón más complejo y grande, pero de cualquier manera el ánimo participativo parecía estar muy por arriba de todo lo que lo que vimos el 2 de junio. De hecho, el domingo en la mañana muchos de nosotros hablábamos de una participación del 65% o más y esto no ocurrió”.
Arturo es claro al decir que creíamos que la marea rosa iba a impulsar un voto clase mediero muy amplio en toda la República, porque se estaban planteando temas importantes sobre la necesidad de defender la democracia, el equilibrio de poderes, temas que tienen que ver con la conformación del poder en México y las características del sistema político mexicano; sin embargo —casi siempre hay un sin embargo— “al parecer la ciudadanía tiene sus preocupaciones en otro lugar”.
Entonces, ¿Dónde estaban o están las preocupaciones? Arturo me dice, cauto y directo con su formación de sociólogo, que la ciudadanía siente los problemas cotidianos, y más allá de los números macroeconómicos de cómo está la inflación, el dólar o la seguridad está pensando en su día a día; en su necesidad de completar su ingreso y prefiere el efectivo a una política social que implica todo un entramado de decisiones.
Por lo que, siguiendo en esa tónica, en la del día a día, es claro el mandato: “No creo que se mantenga la cuarta transformación en términos de lo que ha sido la seguridad, las mega obras como el Tren Maya o Dos bocas, pues, por ejemplo, Dos bocas es de una refinería que para la gente del norte y del centro no le significa mucho en su cotidianidad; lo que tiene importancia son los apoyos para las familias y el Presidente se encargó de eso a lo largo del gobierno. Entonces, yo no creo que haya un mandato claro, para que la Presidenta destruya el INE o la Corte. El mandato es para que se gobierne privilegiando los intereses directamente económicos de las personas con menos recursos y ahí es donde está una fuerza del voto importante que nos ayudaría a explicar el resultado de las elecciones”.
Así las cosas de un lado. Por el otro, el ex consejero del INE dice que se podría concluir que perder por 15 millones de votos sí es una derrota que marca claramente que el proyecto o las ideas que tenía la oposición no estaban empatando con lo que la sociedad está leyendo como sus principales necesidades.
“Yo sé que 100 u 80 muertos diarios son un problema de falta de seguridad, pero mientras a la gente no le toque en su familia, su problema es sobrevivir, y es ahí donde hay una preferencia por la sobrevivencia en mejor situación, con mejor ingreso que un proyecto social de gobierno que le dé órganos autónomos. Esta es una explicación que se ratifica con la votación para las cámaras de Diputados y de Senadores”.
Sin embargo —continuamos con la locución adverbial de sentido adversativo— ante ese “carro completo a nivel federal”, Arturo Sánchez me dice que veamos los resultados en los estados porque ahí el voto sí es muy cruzado: “Se votó por presidente, senador y diputados por morena, pero por presidentes municipales de partidos muy distintos y variados; o sea, la pluralidad de México subsiste, pero se expresa políticamente a nivel ayuntamiento y congresos locales. Y esto es muy sintomático: que la Federación se encargue de lo fundamental y le damos todo el poder, pero en
la cercanía que gobierne el presidente municipal que yo quiero”.
Para Arturo, a partir de esta realidad hay que repensar a nuestra sociedad “porque no se sancionó la falta de servicios de salud, que el INEGI ha mostrado que tiene un incremento impresionante, ya que finalmente con el dinero que dan cada mes se compran las medicinas, que no debiera funcionar así, pero si la gente está satisfecha ¿por qué había que cambiar? Por ahí hay mucho que pensar para entender lo que pasó el domingo pasado”.