En el cuarto trimestre de 2023 Pemex tuvo una utilidad de 106.92 mil millones de pesos, luego de mostrar una pérdida de 95.62 mil millones de pesos en el mismo periodo de 2022. Cabe mencionar que Pemex registró utilidades en tres de los cuatro trimestres de 2023, siendo el tercer trimestre de 2023 el único con pérdidas, con 79.13 mil millones de pesos. Para todo 2023, la petrolera mostró una utilidad de 109.94 mil millones de pesos, subiendo de 99.99 mil millones en 2022.
En la superficie los datos parecen ser positivos. Sin embargo, hay varios puntos a destacar. En primer lugar, el 97% de la utilidad del año se concentrará en el último trimestre, por lo que podría tomarse estadísticamente como una observación atípica, resultado de eventos extraordinarios.
Al interior, los ingresos acumulados por ventas y servicios totales cayeron 27.8%. El costo de ventas también cayó, 18.7% y se registró un incremento en el valor de pozos, ductos, propiedades, plantas y equipo de 10.49 mil millones de pesos, siendo esto último uno de los eventos extraordinarios que permitió que la utilidad bruta fuera de 349.14 mil millones de pesos.
De no haber ocurrido la caída del costo de ventas y el incremento en el valor de infraestructura existente, la utilidad bruta hubiera sido solamente 21.37 mil millones de pesos. Los gastos administrativos crecieron 11.8% anual, lo que siguió afectando las utilidades, mientras que el costo financiero creció 4.9% anual.
Un factor adicional que ayudó a que en 2023 se reportara utilidad fue el apoyo del gobierno a través de un menor cobro de impuestos y derechos, que en conjunto disminuyeron 50.2% anual. Esto implica que la utilidad de Pemex en 2023 se debió a que las caídas en ingresos por ventas estuvieron sobre compensadas por un menor costo de ventas, el incremento en el valor de la infraestructura y el apoyo del gobierno a través de un menor cobro de impuestos y derechos.
Llama la atención que se incluyera el aumento en el valor de la infraestructura en el estado de resultados, pues este rubro corresponde al balance general y podría parecer un intento de mostrar un mejor panorama financiero, del que realmente enfrenta la petrolera. Esto se registró en el cuarto trimestre, periodo en el que la petrolera obtuvo la mejor rentabilidad del año.
Pemex es una empresa que necesita un cambio urgente de modelo de negocio, de otra forma seguirá siendo un barril sin fondo que compromete y pone en riesgo las finanzas públicas de México.
La enorme deuda, tanto la financiera como la de proveedores, representa uno de los principales problemas de Pemex que ya no tiene grado de inversión en la calificación crediticia y las calificadoras siguen recortando la calificación debido a que, sin el apoyo del gobierno, la petrolera tendría dificultad para hacer frente a sus obligaciones.
En pesos, la deuda financiera total de Pemex disminuyó 14.2% respecto al cuarto trimestre de 2022, pero esto se debió en gran medida a la apreciación de 13% del peso mexicano en 2023 y a la pequeña caída de 1.5% en la deuda en dólares. Medida en dólares, la deuda financiera de Pemex es de 106 mil millones, 9 mil millones menos que el máximo histórico de deuda financiera alcanzada por la petrolera. Esta disminución en la deuda, que es pequeña con relación a la ayuda que ha obtenido del gobierno, hace evidente que
En pesos, la deuda financiera de Pemex asciende a 1.793 billones de pesos. Para poner en contexto, este monto equivale a 5.65% del PIB de México en 2023 y 27.64% del gasto programable presupuestado para el 2024. Esto implica que, si los recursos se hubieran utilizado de mejor forma, el crecimiento del PIB del país podría haber sido mayor y el PIB per cápita podría haberse recuperado finalmente a niveles de 2018, algo que no ha sucedido a pesar del “alto” crecimiento de 2023.
Además, el perfil de la deuda de Pemex ha empeorado, pues tiene pagos de deuda fuertes para este y los siguientes dos años, sin tener asegurado un flujo de efectivo para hacer frente, por lo que se espera que el gobierno siga apoyando a la petrolera con recursos no presupuestados. También está la deuda con proveedores, la cual no está incluida dentro de la deuda financiera y que en 2023 alcanzó un máximo histórico de 359 mil millones de pesos, mostrando un alza de 27% respecto a 2022.
Esta enorme deuda, tanto la financiera como la de proveedores, representa uno de los principales problemas de Pemex. Además, ya no tiene grado de inversión en la calificación crediticia y las calificadoras siguen recortando la calificación debido a que, sin el apoyo del gobierno, la petrolera tendría dificultad para hacer frente a sus obligaciones.
El problema de Pemex es sencillo de resolver en la teoría, en la práctica se complica al tener un elevado costo político. Si Pemex fuera una empresa privada, vendería los activos no estratégicos que generan pérdidas o baja rentabilidad, con el objetivo de obtener recursos para pagar parte de la deuda y con el menor tamaño de la empresa disminuir los costos operativos. Con la menor carga de la deuda y una estructura más esbelta, Pemex podría, aunque fuera poco a poco, ir saliendo a flote mostrando utilidades netas positivas en todos los trimestres, con lo que podría ir pagando su deuda.
Pemex representa un riesgo para las finanzas públicas de México por los recursos que consume y por el apoyo que el gobierno ha dado fuera de presupuesto. Por lo anterior, también se pone en riesgo la calificación crediticia de la deuda soberana de México, de la cual depende en parte la estabilidad del tipo de cambio y la tasa de interés, a la cual el gobierno puede emitir deuda y financiar sus operaciones. El apoyo a Pemex tiene un alto costo de oportunidad y pone en riesgo el gasto público de otros rubros como salud, educación y mantenimiento de infraestructura, debido a que las finanzas públicas ya están muy comprometidas.