En México, la inflación al consumidor ha disminuido. Esto es positivo, pero hay que tomar en cuenta que para julio ya se anticipaba la desaceleración de la inflación debido a una elevada base de comparación de julio del 2024. Además, la disminución en la inflación puede ser también resultado de la apreciación del peso y del estancamiento en la actividad económica de México, reflejado en caídas en el consumo, inversión fija, construcción y exportaciones automotrices.
En lo que resta del año, se espera que la inflación enfrente presiones al alza, por el ajuste de las tarifas de energía eléctrica en octubre y noviembre, la depreciación usual del peso por factores estacionales a partir de agosto y por la posibilidad de mayor aversión al riesgo sobre México por la política proteccionista de Estados Unidos. Es posible también que la actividad económica muestre un ligero repunte, lo que presionaría aún más al alza los precios. Con todo esto, se espera que la inflación cierre el año en una tasa anual de 4.1%.
A tasa anual, la inflación al consumidor de México se ubicó en 3.51% anual en julio, hilando dos meses de desaceleración y registrando su menor tasa desde diciembre del 2020. Sin embargo, la desaceleración de la inflación general fue propiciada principalmente por la inflación no subyacente, mientras que la inflación subyacente, que determina la trayectoria de inflación en el largo plazo, aún no muestra señales contundentes de desaceleración.
Esto es relevante, pues para observar una desaceleración sostenida de la inflación general es necesario que la inercia provenga del componente subyacente, dado que el no subyacente contiene elementos con precios volátiles, que fácilmente podrían revertir la desaceleración observada hasta ahora.
La inflación no subyacente se ubicó en 1.14% anual en julio, su menor nivel desde octubre del 2023. Lo anterior, se explica por la baja inflación de productos agropecuarios, que fue de apenas 0.17% anual, debido a la inflación de frutas y verduras de -12.10% anual, que compensó la inflación de productos pecuarios de 10.29%. Cabe mencionar que la inflación de frutas y verduras ha caído en seis de los siete meses del 2025 para los que hay registro y la alta base de comparación del año pasado sugiere que estas caídas persistirán.
Recordemos que en 2024 la inflación de frutas y verduras fue de 15.54%. A la par, la inflación de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno se desaceleró, ubicándose en 1.97% anual y siendo la menor inflación desde enero del 2024. Al interior, la inflación de energéticos se desaceleró por segundo mes al hilo, para ubicarse en 0.78% anual, mientras que la inflación de tarifas autorizadas por el gobierno también se desaceleró por segundo mes al hilo para ubicarse en 4.07%.
Por su parte, la inflación subyacente sigue indicando riesgos al alza para la inflación general, pues solo mostró una ligera desaceleración, al ubicarse en 4.23% anual, desde el 4.24% registrado el mes pasado. La desaceleración fue propiciada por la inflación de servicios, que se ubicó en 4.44% anual, la menor desde marzo. Sus tres componentes mostraron desaceleración:
1. La inflación de servicios de vivienda, que se ubicó en 3.42%, la más baja desde enero del 2023 e hilando 7 meses por debajo del 4%.
2. La inflación de otros servicios, que se desaceleró a 5.25% anual, la menor inflación desde marzo.
3. La inflación de servicios de educación, que se desaceleró por tercer mes al hilo, ubicándose en 5.78% anual y rompiendo una racha de cuatro meses al hilo por encima del 5.8%.
No obstante, estas inflaciones siguen estando muy por encima de la meta del 3%, por lo que su desaceleración es una buena noticia que debe tomarse con cautela. Por su parte, la inflación de mercancías se aceleró por octavo mes al hilo y se ubicó en 4.02%, cruzando el umbral del 4% por primera vez desde febrero del 2024.
Esto último preocupa, pues la inflación de mercancías no muestra señal alguna de desaceleración y la última vez que cruzó el umbral del 4% tardó 47 meses en regresar. Al interior, las presiones al alza provinieron principalmente del rubro de mercancías alimenticias, cuya inflación fue de 5.13% anual, su quinto mes al hilo de aceleración, mientras que la inflación de mercancías no alimenticias se ubicó en 3.06% anual, hilando ocho meses consecutivos de aceleración.
Es evidente que la inflación tiene más posibilidades de subir que de seguir a la baja para alcanzar el 3% objetivo. Con esto, habría que seguir combatiendo las presiones inflacionarias mediante una política monetaria restrictiva. Por supuesto, hay que tomar en cuenta el grado de restricción, que la política monetaria opera con rezago y que, entre los canales de transmisión, el de expectativas es uno de los principales para la economía mexicana.
Cabe recordar que la tasa de referencia de Banco de México se ubica actualmente en 7.75%. En el año, la tasa se ha recortado 5 veces por un total de 225 puntos base, desde el 10.0% en el que inició el 2025. Con la tasa de interés nominal en 7.75% y una inflación estimada a 12 meses por los analistas encuestados por el mismo Banco de México de 3.61%, la tasa de interés real (ex ante) se ubica en 3.99%, cerca del rango superior de la tasa neutral real estimada por Banco de México de 1.8% a 3.6%, donde no se incentiva ni restringe la actividad económica. Esto significa que la tasa actual del Banco de México se mantiene en terreno restrictivo, pero por muy poco, que en palabras comunes implica que la tasa de interés actual combate la alta inflación, pero no tan severamente.
Si el Banco de México vuelve a recortar la tasa de interés en 25 puntos base, la tasa real se ubicaría en 3.75%, apenas por encima del rango superior de la tasa de interés neutral. Si la recorta en 50 puntos base, la tasa de Banco de México se ubicará ya en terreno neutral, como si la inflación ya estuviera encaminada a alcanzar el objetivo del 3%.
Un aspecto muy relevante a tomar en cuenta es el pronóstico que el mismo banco ha realizado. En el último anuncio de política monetaria subió el pronóstico de inflación subyacente hasta el primer trimestre del 2026, mientras que el de inflación general subió para el tercer trimestre de este año, pero se mantuvo sin cambios para el resto del tiempo. Esto es inconsistente, pues la inflación subyacente determina la trayectoria de la inflación general en el largo plazo: con el aumento en el pronóstico de inflación subyacente, lo lógico sería esperar un aumento de la inflación general en el largo plazo, lo que la alejaría de alcanzar el objetivo de 3% anual.
Tomando esto en cuenta, sería recomendable dos cosas: el Banco de México debería calibrar su modelo de pronósticos de inflación para aumentar su porcentaje de acierto y su consistencia con la teoría económica y hacer una pausa en el ciclo de recortes en la tasa de interés, para seguir combatiendo la alta inflación.
* Directora de Análisis Económico en Grupo Financiero BASE y profesora de Economía del Tec de Monterrey. Estudió la licenciatura en economía en la Universidad Autónoma de Nuevo León y la maestría y doctorado en finanzas en el EGADE del Tec de Monterrey. Colabora regularmente con medios de comunicación especializados. En 2018 y 2020 fue nombrada por Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas de México.
Linkedin: Gabriela Siller Pagaza
email: gsiller@bancobase.com
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