TLCAN-TMEC. Una historia narrada por pasos por un negociador: Israel Gutiérrez 

En medio de una guerra de aranceles y en un contexto comercial en el que China ha irrumpido con fuerza, México tiene mucho que aportar y recibir con el TMEC. Gran parte de la tarea ya se hizo, ahora es momento de ajustarlo. ¿Qué se hizo antes y qué tenemos que hacer ahora? Primero, señala Israel Gutiérrez, es indispensable entender el contexto y reconocer las cualidades de nuestro país.
Por Adriana Reyes Urrutia
Más que una entrevista fue una plática. Estamos a días de iniciar 2026. Decir que será un año de retos podría parecer un lugar común. Tal vez lo sea, tal vez no, porque los retos que enfrentábamos antes de 1994 y los de 2018 son diferentes a los que hoy tenemos como nación. Hace más de 30 años teníamos sobre la mesa los elementos para la negociación. Hoy, ¿tenemos las condiciones para renegociar el TMEC?

Israel Gutiérrez quien durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fue el negociador responsable de los sectores automotriz, agropecuario y laboral,
nos habló sobre los tres momentos: 1994, 2018 y 2025 en vísperas a 2026. Previamente había escrito para este medio La necesidad de una revisión exitosa del TMEC. y Ajustes, la revisión del TMEC y el segundo mandato de Trump. Retomar la historia y sus condicionantes es necesario, sobre todo, de voz de un negociador, porque no podemos dejar de lado lo que hemos ganado.

Los números:
En 1994, el comercio bilateral con Estados Unidos era de apenas 100 mil millones de dólares, mientras que, en 2024 ya superaba los 844 mil millones de dólares. El comercio bilateral representa un crecimiento acumulado de 690%, para el periodo TLCAN-TMEC, un promedio anual de 7.1%.


UNO
La economía cerrada se abrió


El gobierno del presidente Carlos Salinas tenía la intención de atraer inversión, promover la productividad, el empleo y las exportaciones de manera gradual. En ese momento, México enfrentaba una enorme deuda externa que tuvo que renegociarse para reducir tanto el monto como las tasas de interés.

También fue necesario modificar las regulaciones y leyes para facilitar la inversión extranjera, por ejemplo, en la petroquímica y en otras áreas del campo, además de privatizar empresas públicas. México tomó decisiones estructurales trascendentales.

Todo este esfuerzo sería presentado en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Pensábamos que México sería, si no la estrella principal, sí una de las tres o cuatro economías más destacadas del foro para atraer inversión extranjera. Pero la caída del Muro de Berlín cambió por completo el escenario que imaginábamos a principios de 1988.

En Davos, las economías del este de Europa acaparaban la atención, especialmente por el atractivo que representaba la unificación alemana. Los grandes inversionistas veían con atención lo que estaba pasando en Europa. Llegamos a un foro para promover o presumir nuestros avances, pero nos topamos con que había factores externos que estaban fuera de nuestro control.

Pronto advertimos que venía una competencia fuerte, y ahí empezó el trabajo del presidente Salinas para fortalecer la alianza entre México y Estados Unidos con el fin de promover la inversión. Después se sumó Canadá y así iniciaron las negociaciones.

Aunque existían disparidades, en las negociaciones no hubo un trato preferencial. Tuvimos que negociar una serie de mecanismos de transición en materia arancelaria, definir los periodos de desgravación y dar tiempo a México para hacer ajustes e informar a la industria de los beneficios que iba a traer el TLCAN.

El tratado generó un cambio enorme: por ejemplo, pasar de estar exportar camionetas con un arancel de 25% a exportarlas con un arancel cero, siempre que se cumplieran las reglas de origen. Fue una apertura decisiva.

Si queríamos condiciones que hicieran atractivo a México para invertir, era indispensable ofrecer seguridad al inversionista. Por ello se realizaron importantes reformas estructurales: la reestructuración de la deuda externa, la privatización de empresas paraestatales, la reforma del sistema financiero y la privatización de los bancos, así como la reforma al artículo 27 constitucional que liberalizó al sector agrario y permitió mayor participación privada.

A estas reformas se sumó la creación de organismos como la Comisión de Competencia Económica, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Instituto Federal Electoral, además de la reforma constitucional para garantizar la Autonomía del Banco de México, vigente desde 1994. Las reglas establecidas fueron fundamentales, pues el crecimiento de las exportaciones no ocurre por casualidad.

El TLCAN, hoy TMEC, ha facilitado el comercio reduciendo barreras no arancelarias, así como estableciendo normas y acuerdos fitosanitarios, en particular sobre zonas libres de plagas y enfermedades. Muchos productos que antes no se exportaban, o se exportaban en cantidades mínimas, comenzaron a abrirse paso, como el aguacate. Estos fueron algunos de los temas que me correspondió investigar y negociar, junto con los sectores automotriz, agropecuario y laboral. Una parte importante de esta tarea consistía en convencer a los gobiernos de las ventajas.

Los números:
Las importaciones automotrices de Estados Unidos procedentes de México registraron un aumento significativo. Pasaron de 33,100 millones de dólares en 1999 a 182,200 millones de dólares en 2024, lo que representa una tasa de crecimiento anual promedio del 7%.

En 2024, México concentró el 38% de las importaciones automotrices de Estados Unidos, duplicando su participación respecto a 1999 y consolidándose como su principal proveedor de productos del sector.

El valor de las exportaciones agroalimentarias de México alcanzó un total de 54,430 millones de dólares en 2024, de los cuales más del 92% se destinó al mercado estadounidense.

Los principales productos exportados fueron: cerveza, berries, aguacate, tomate y tequila. En 1994, el sector agroalimentario mexicano exportaba a Estados Unidos poco más de 4.4 mil millones de dólares, para 2024 esta cifra se incrementó a casi 50 mil millones de dólares.


DOS
Un alto en el camino


En 2018, el TLCAN fue revisado y dio lugar al TMEC, el cual establece un proceso de revisión programado para julio de 2026. En dicho proceso, las partes podrán proponer modificaciones al acuerdo. Además, el TMEC incorpora una cláusula de caducidad que estipula que el acuerdo expirará en 2036, a menos que, en esta primera revisión, las partes confirmen por escrito su renovación.

La terminación del TMEC, o una mala renegociación, empujaría gravemente a la economía mexicana a etapas recesivas porque pondría en riesgo la integración de cadenas productivas y el nearshoring. También provocaría una reducción en los flujos de inversión, posibles recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México, depreciaciones continuas del peso y mayores presiones inflacionarias. Los sectores automotriz, electrónico, siderúrgico y aeroespacial serían los más afectados.

Al igual que el TLCAN, el TMEC no es simplemente un acuerdo comercial, sino una plataforma estratégica para el desarrollo industrial, la transferencia de tecnología y la cooperación regional. México debe tener el objetivo de alcanzar una renegociación exitosa y establecer estrategias para convertirse en el mejor socio comercial y de inversión para Estados Unidos, Canadá y otras economías. Asimismo, es fundamental continuar fortaleciendo la posición de México en la economía global para avanzar hacia un modelo más sostenible e innovador que reduzca las brechas en entre sectores y regiones del país.

TRES
Hay temas álgidos, pero se pueden resolver

En 2026 volveremos a enfrentar una serie de situaciones que nuevamente nos obligan a sentarnos a renegociar con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, ahora intervienen dos elementos muy importantes:
el déficit comercial estadounidense y la evolución del conflicto entre China y Estados Unidos que ha sido fluctuante: en ocasiones muy tenso y en otras menos.

Además, México ha introducido diversos factores que generan fricción. Por ejemplo, en materia energética existe una violación evidente de los compromisos del TMEC, ya que se ha discriminado a empresas de Estados Unidos y Canadá en favor de Pemex. Otro tema sensible es la trazabilidad del comercio con China y el presunto transbordo de productos de ese país, pues se argumenta que muchas exportaciones mexicanas incluyen un alto contenido chino.

Son temas difíciles, pero pueden corregirse. En el ámbito energético existen paneles relativamente autónomos que determinarán si México violó o no el tratado. En cuanto al comercio con China, también es posible identificar si se está utilizando una “puerta trasera” para eludir los impuestos.

En materia laboral algunos señalan que no se ha avanzado lo que se esperaba; sin embargo, existe un marco regulatorio para resolver conflictos. La llegada de empresas como Kia, Mercedes Benz o BMW, motivada por la por la alta productividad y el capital humano, evidencias mejoras significativas, especialmente en la región que va de Querétaro hacia la frontera norte. Por lo tanto, hay que asegurar que se mantenga la permanencia del TMEC, cuyo objetivo final es que estos beneficios se generalicen.

No obstante, la continuidad del TMEC dependerá no solo de factores económicos, sino también políticos y sociales. El trabajo del secretario Omar García Harfuch ha sido reconocido, incluso por Estados Unidos. En materia migratoria, los flujos han disminuido.

Seguramente surgirán discusiones sobre la operatividad de los organismos que dejaron de ser autónomos, por lo que debemos prepararnos con una estrategia que permita desactivar ese tema, al que se suma la elección de jueces mediante un mecanismo poco democrática y la próxima discusión sobre la reforma electoral.

Los números:
Con la renegociación del TMEC, se consolidó una red de 14 tratados de libre comercio y 30 Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de Inversión, lo que brinda a México acceso a un mercado representando más del 50% del PIB mundial.


CUATRO
Nuevamente Trump y la renegociación del TMEC

El contexto ha cambiado enormemente desde 1994 hasta ahora.
En 2018, con la llegada de Donald Trump a la presidencia, se llevó a cabo la primera renegociación del TLCAN, que dio como resultado el TMEC y ahora el escenario vuelve a ser distinto.

El marco regulatorio también ha evolucionado: se fortalecieron las reglas para comercio y la propiedad industrial, así como los mecanismos laborales, medioambientales y de compras gubernamentales, entre otros. Estas modificaciones se realizaron durante el gobierno del presidente Peña Nieto, bajo el liderazgo de Ildefonso Guajardo, con el objetivo de. fortalecer el marco regulatorio y el comercio de México

El trabajo que han estado haciendo Estados Unidos, México y Canadá, incluyendo consultas y análisis con los diversos sectores, es fundamental. Debemos tener presente que el sector privado de Estados Unidos está muy satisfecho con el TMEC; si bien existe una lista de asuntos por resolver, reconocen que los beneficios han sido muy significativos.

En México, es necesario continuar atendiendo los temas agropecuarios; Canadá, por su parte, debe abordar los referentes a lácteos y productos avícolas. Los dos países llegarán a la mesa con soluciones derivadas de estas consultas. ¿Habrá un cuarto de a lado ? Seguramente sí. En 1994, este espacio fue esencial para mantener el pulso de todas las partes involucradas.

Por ejemplo, en el caso automotriz participaban los representantes de las armadoras, de las industrias de autopartes, de los distribuidores de vehículos, y de los productores de tractores y camiones. Había una retroalimentación constante, pues se nos informaba acerca de sus preocupaciones y lo que esperaban.

En México participaban las cinco grandes armadoras: Ford, General Motors, Chrysler, Nissan y Volkswagen. Dialogábamos con sus directores generales para definir estrategias que facilitaran la negociación, y lo mismo sucedía con cada uno de los involucrados. En el ámbito agropecuario escuchamos las preocupaciones de los productores.

Junto con la Secretaría de Agricultura —entonces encabezada por el doctor Luis Téllez como subsecretario encargado del ramo—identificamos los periodos de producción y venta de diversos productos agropecuarios en Estados Unidos, a fin de crear “ventanas estacionales” que permitieran exportar sin arancel. Así empezó a desarrollarse la agroindustria fuera de temporada; ahora, por ejemplo, es posible exportar tomate producido en invernadero con arancel cero.

Para lograrlo, la información proveniente del cuarto de al lado fue crucial. Cuando los aguacateros decían “¿para qué nos invitan si no podemos exportar?”, la respuesta era: “para saber por qué no pueden exportar”. Así, se identificaron problemas fitosanitarios y se establecieron protocolos de sanidad. El trabajo no es fácil y exige compromiso para sacar adelante las tareas.

En el contexto actual, algunos de los temas que podrían integrar la agenda de peticiones de Estados Unidos son: el déficit comercial con México; establecimiento de cuotas o aranceles; reglas de origen —en general y en particular del sector automotriz—;transbordo o puerta trasera; inversiones chinas en México; actualización al capítulo laboral; restricciones a productos agrícolas; política energética mexicana; normatividad que prohíbe la minería a cielo abierto; y la reforma que extingue a órganos autónomos.

Los números:
De acuerdo con el Banco de México, en 202, el valor de las exportaciones de mercancías fue de 617,100 millones de dólares, de los cuales 588,673 millones de dólares correspondieron a exportaciones no petroleras y 28,426 millones a exportaciones petroleras. De esta manera, el país se consolidó como una potencia mundial, posicionándose como la décima potencia exportadora mundial.


CINCO
Con tratado y sin tratado

Si las tres partes no logran un acuerdo, el propio TMEC contempla la posibilidad de realizar revisiones anuales hasta 2036,
con la expectativa de que en alguna de estas reuniones los tres países lleguen a un consenso. Esta mecánica, sin embargo, generaría una alta incertidumbre económica: se frenaría la inversión, caería la producción y se detendría el desarrollo de nuevos parques industriales. Nos afectaría significativamente, aunque no representaría un colapso.

Si se alcanza la ratificación, será necesario ajustar diversos elementos, especialmente en materia energética, laborales, de reglas de origen y de procesos aduanales. Ello permitiría detonar nuevos flujos de inversión y favorecer el crecimiento económico.

Pero esto no es suficiente. Para capitalizar plenamente nuestra posición económica, es fundamental mejorar la infraestructura física y digital, fortalecer el capital humano y garantizar una democracia plena y la defensa de los derechos humanos.

México tiene la oportunidad de aprovechar las guerras comerciales de Estados Unidos con China y con otras naciones; y adaptar las políticas y estrategias de comercio a las nuevas exigencias y desafíos que presenta la geopolítica mundial.


Los números:
En adición a los tratados de libre comercio, México cuenta con 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones con 31 países, entre los que se encuentran Alemania, China, Corea del Sur y Singapur.
*Editora News IMEF
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