La parte financiera de la economía reacciona fuertemente cuando hay una noticia sorpresa, pues implica un balance diferente entre el riesgo y el rendimiento al que previamente se pronosticaba. Con las elecciones, la noticia sorpresa fue que Morena y partidos de coalición obtuvieron mayoría en el Congreso, lo cual les da la posibilidad de aprobar reformas Constitucionales.
El miedo no surgió de la nada. En la administración del Presidente López Obrador se han aprobado reformas con un impacto en la economía que podría calificarse por lo menos de cuestionable. Además, el 5 de febrero el Presidente presentó una serie de iniciativas que generaron mucha preocupación por la posibilidad de debilitamiento del Poder Judicial y del Estado de Derecho.
Con la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y una mayoría simple (casi alcanzando la calificada) en la Cámara de Senadores, las reformas podrían ser aprobadas casi sin cambiarles una coma antes que termine este sexenio el 30 de septiembre. Por esta razón, el tipo de cambio, a pesar de haberse estabilizado, no ha regresado a los niveles de los que partió el 2 de junio.
Cabe destacar que el mercado financiero tiende a sobre reaccionar y funciona en modo pánico en “corre mientras puedas”. Esto implica salidas de capitales que se ven reflejadas en depreciaciones del peso, caídas en la bolsa y alzas en las tasas de los bonos del gobierno. Luego, el mercado se acostumbra a lo que consideró una sorpresa y encuentra un nuevo balance, de acuerdo a la nueva combinación de riesgo y rendimiento esperado.
En este contexto, se espera que las “sorpresas” sigan. El 1 de septiembre iniciará sesiones el nuevo Congreso de la Unión. Así, el presidente tendrá un mes para llevar a cabo sus reformas. El 1 de octubre tomará protesta como presidenta Claudia Sheinbaum, quien podría proponer nuevas reformas. Además, el 5 de noviembre serán las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en donde Donald Trump tiene una alta probabilidad de ganar.
Se espera que las “sorpresas” sigan. El 1 de septiembre iniciará sesiones el nuevo Congreso de la Unión. Así, el presidente tendrá un mes para llevar a cabo sus reformas.
El 1 de octubre tomará protesta como presidenta Claudia Sheinbaum, quien podría proponer nuevas reformas. Además, el 5 de noviembre serán las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en las que Donald Trump tiene una alta probabilidad de ganar.
El nerviosismo respecto a las elecciones de Estados Unidos podría aumentar a partir de julio, pues entre el 15 y 18 de ese mes será la Convención Nacional Republicana, en la que Trump sería elegido como candidato a la presidencia. Con lo anterior, se iniciaría el periodo de campañas y los temas migratorios, seguridad y comercio podrían volcarse en contra de México.
En México, el 15 de noviembre será la fecha límite para que el ejecutivo presente el Paquete Económico 2025, que deberá detallar con claridad los planes para reducir el déficit fiscal, con la nueva estructura del gasto público, las proyecciones de ingresos y la forma como apoyarán a Pemex. Cabe recordar que la SHCP proyecta un déficit presupuestario de 5% del PIB para este año y en su breve conferencia con inversionistas, el Secretario de Hacienda dijo que el déficit iría bajando hasta alcanzar el 3% del PIB en el mediano plazo. Esto es relevante, pues las agencias calificadoras podrían reaccionar negativamente al endeudamiento de México y a las reformas aprobadas, con recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México.
Todo lo anterior podría propiciar escenarios de mayor riesgo, por lo que no se descartan nuevos episodios de volatilidad en el tipo de cambio que, bajo un escenario central podría estabilizarse entre 17.30 y 17.50 pesos por dólar. Bajo un escenario pesimista de mayor percepción de riesgo sobre México, el tipo de cambio podría subir a 18.50 pesos por dólar y bajo un escenario optimista (que al momento de escribir este artículo tiene una baja probabilidad de ocurrencia) podría ubicar al tipo de cambio alrededor de los 16.80 pesos por dólar, ante el regreso de capitales que buscan beneficiarse del carry-trade.
Entre todo este escenario de volatilidad y sorpresas, ningún analista ha recortado aún su expectativa de crecimiento económico para este o el siguiente año como resultado de las elecciones. Los analistas conocemos la bipolaridad de los mercados, por lo que el recorte en pronósticos no se hace con base en la caída de un día del mercado financiero. Sin embargo, si el pesimismo sobre México se generaliza, la parte real de la economía se contagiaría, pues habría un menor crecimiento de la inversión fija del sector privado, menor contratación de personal y menor consumo, lo que llevaría a un menor crecimiento económico.
De acuerdo a la encuesta de Banco de México a especialistas de economía del sector privado, la mediana de las expectativas de crecimiento económico para el 2024 se ubica en 2.10%, mientras que para el 2025 se ubica en 1.80%, siendo el principal factor de riesgo la gobernanza.